- ¡ Las ves? ¡Están aquí, han vuelto! ¿Puedes verlas?
- Estamos solos.
- Sí, estamos solos, los dos, tú y yo. Y ellas.
- No; únicamente son fruto de tu imaginación.
- ¿De mi imaginación? ¿Por qué me hablan entonces?
- No te hablan. Tú crees escucharlas.
- ¿No están, entonces?
- No. No están.
- Lástima. Me hacían feliz, también me sonreían.
adolfocanals@educ.ar
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