lunes, 7 de abril de 2008

Las alas de Emilia.


Se aproximaba Carnaval, y Emilia ya comenzaba a pensar en el disfraz que se pondría este año.
-El año pasado me disfracé de bruja porque decías que me estaba portando regular y era una brujita. –Le comentaba a su madre.
-Y el año anterior te pusiste el de princesa. Recuerdo como todos te querían hacer fotos. Estabas hermosa con el vestido rosa y esa corona que brillaba tanto. –Le respondió dulcemente su madre.
A Emi. le encantaba disfrazarse. Siempre que tenía ocasión se ponía trapos de colores y se disfrazaba de lo primero que se le ocurriera. Y no tenía por qué ser en Carnaval. Más de un sábado se disfrazaba con su madre y dedicaban la tarde a hacerse fotos.
Emi. se había convertido en payaso, en cíngara, en hombre, en bebé, en una fresita, en una chinita, en una anciana…
Le encantaba pintarse la cara de colores, hacerse peinados extravagantes por un día. Pero lo que más le gustaba era disfrazarse con su madre y su hermana mayor.
Un día se vistieron las tres de bailarinas. ¡Qué de risas se escucharon esa tarde! Con las zapatillas de punta redonda, con el moño tirante… Fue una de las mejores tardes.
Ya de bebé, la madre de Emi. comenzó a disfrazarle. Con tan sólo 6 meses le puso un disfraz de ranita. Era muy pequeña para saber qué estaba pasando a su alrededor, pero ella no paraba de reír. Y su madre no paraba de disfrutar.
Pero éste año aún no sabía de qué se disfrazaría. Preguntó a sus amigos y amigas para ver si así le ayudaban a escoger un buen disfraz. Pero todos los que le decían ya los había usado antes. También preguntó a los profesores y a la familia. Pero nadie supo darle una buena idea.
Empezó a creer que ese año no podría ir a la carroza de Carnaval.
Pero a su madre le llegó la inspiración.
-Todos tenemos un ángel. Y como tú eres el mío, este año vas a ejercer como tal en Carnaval.
Te vestirás entera de blanco, con una diadema con piedras brillantes. Y yo me encargaré de hacerte unas alas con unas preciosas plumas. Tendrás un pequeño cetro o una varita (ya lo veremos con el tiempo), porque eres un ángel muy importante… El más importante en mi vida.

Emi. comenzó a contar los días que quedaban para tener alas.

adolfocanals@educ.ar

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