martes, 22 de abril de 2008

Pago por adelantado.


Llevaba una vida ejemplar, pero al cumplir los cincuenta se presentó en la comisaría y dijo:

-“Señor comisario , arrésteme, por favor. Sin preguntas.”

Durante los treinta años siguientes permaneció en silencio absoluto, en una celda pequeñita pero bien ventilada.

La noche de su octogésimo cumpleaños se levantó y llamó al carcelero.

- “Ya puede dejarme ir. Gracias por todo.”

Al día siguiente robó cuatro bancos y un camión blindado.

Sabía que su corazón no aguantaría tantas emociones, pero murió contento.

Antonio Vélez siempre pagaba por adelantado.

adolfocanals@educ.ar

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