miércoles, 14 de mayo de 2008

Los apellidos y la Genética, un posible problema para...



¿Se puede saber el apellido del asesino con tan sólo recoger un pelo en el lugar del crimen?

La sorprendente respuesta es que en algunos casos sí es posible. Esto parece implicar que algunos individuos llevamos el apellido grabado en los genes y más o menos es así.

Para entender como se puede averiguar el apellido de alguien tomándole una muestra de tejido hay que recordar primero algo de genética básica. En los seres humanos el sexo es determinado por una pareja de cromosomas, las mujeres tienen dos cromosomas X, son XX, y los hombres tienen un cromosoma X y un cromosoma Y, son XY. Los hijos heredan la mitad de su carga genética de cada uno de sus progenitores. En el caso de los cromosomas sexuales los hijos heredan un cromosoma X de su madre y el cromosoma Y de su padre, por eso acaban siendo XY. Las hijas por supuesto heredan un cromosoma X de la madre y otro del padre y son por lo tanto XX. Esto implica que un padre da su cromosoma Y a sus hijos y estos lo darán a sus nietos. Esta herencia es idéntica a la herencia de los apellidos, el primer apellido pasa de padres a hijos y más tarde a los nietos. Este es el paralelismo que permite el truco de la adivinación del apellido.

Imaginemos que pudiésemos etiquetar con una cinta de color el cromosoma Y de un señor apellidado Vondor, o cualquier otro apellido poco común. Dado que su apellido viajará junto a su cromosoma Y, en las generaciones posteriores podremos detectar todos los individuos llamados Vondor con tan sólo detectar los cromosomas Y etiquetados. Pero, ¿se pueden etiquetar los cromosomas? Sí, se puede y se hace rutinariamente en los laboratorios. Los individuos no somos idénticos porque hay ligeras variaciones en las instrucciones genéticas que se utilizan para construirnos. Sólo los gemelos monocigóticos son prácticamente idénticos puesto que sólo ellos comparten exactamente el mismo acervo genético.

Hoy en día en los laboratorios se dispone de multitud de técnicas para mostrar las diferencias genéticas entre los individuos, por lo tanto es muy sencillo encontrar las diferencias entre los genes de unos individuos y otros, se llamen Vondor o no. No es necesario pues etiquetar los cromosomas añadiéndoles ningún colorante o cinta, los de los diferentes individuos ya son diferentes y esas diferencias son fácilmente detectables.

Si recordamos que los apellidos se heredan junto al cromosoma Y y a esto le añadimos que podemos detectar los distintos tipos de cromosomas Y con tan solo tener una muestra del individuo empezaremos a entender como es posible saber como se llama alguien teniendo tan solo un pelo suyo. Para hacerlo hay que estudiar las variaciones en los cromosomas Y de muchos individuos de la población y asociarlas a los apellidos. La relación entre ambos no es perfecta, fallará en el caso de adopciones, paternidades dudosas o alteraciones en el orden de los apellidos.
Por supuesto también habrá problemas con los apellidos muy comunes, en el caso de los Pérez no es posible seguirle la pista al cromosoma Y ya que hay muchos Pérez de familias distintas y muchos cromosomas Y distintos. Tampoco se podrá hacer esta determinación en las mujeres ya que los apellidos no se heredan por línea materna sino paterna.

Estas elucubraciones no son ciencia ficción, algunos de estos estudios se han llevado ya a cabo. Por ejemplo un grupo de la Universidad de Leicester publicó el resultado de este análisis para el caso de la población inglesa. Sus principales conclusiones son que tomando la población inglesa general sólo aciertan en el 19% de los casos. Pero si se ciñen a la mitad de la población con apellidos menos comunes el acierto se eleva al 34%. Esto por supuesto no será una pista definitiva, pero puede constituir un buen indicio.

Creo que la principal conclusión que se puede obtener de todo esto es que si algún lector pretende comenzar una carrera delictiva debe ser especialmente cauto si es un hombre, tiene un apellido poco común y no tiene sospechas de ser adoptado o hijo ilegítimo.

Los Pérez están de suerte, los Vondor no tanto.

Adolfocanals@educ.ar

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