viernes, 23 de mayo de 2008

Simplemente...Ser dos.


Ser dos. En los amaneceres de azules matices y en los crepúsculos malvas. Ser dos difuminando las tinieblas de los densos días. Ser dos, siempre cómplices; incluso en las largas ausencias.

Ser dos en las sobrecargadas rutinas y en las livianas aventuras de los días en común y los años aunados. Ser dos en esta historia que, de ilusiones y esfuerzos, en nuestra intima acuarela vamos esbozando.

Ser dos en las risas, que, por sí solas, se desatan cuando, a solas, frente a frente, nos miramos con el deseo brillando en los ojos y las ganas derramándose en las manos.

Ser dos de corazón desnudo, de alma y cuerpo entregados, de pudores e impudicias, de tiernas caricias y besos apasionados.

Ser dos en las lágrimas, que secas a besos si me encuentras llorando. Ser dos en las desilusiones, las alegrías y los ratos amargos; que, a medias, pesan menos y bastante menos se tarda en endulzarlos. Ser dos en este reñido amor de cumbres y tajos.

Ser dos de acuerdos y divergencias, de pactos de concordia y miradas de soslayo. Ser dos, a pesar de que, a veces, por ajenas tristezas, en aceras distintas nuestros pasos marcamos. Mas, un leve gesto, una palabra dulce, un perdón suspirado, nos vuelve al presente y en un cómplice abrazo desembocamos.

Atados por invisibles lazos, Ser dos nos nombró el destino y al azar es inútil desafiarlo.

Simplemente... Ser dos.


adolfocanals@educ.ar

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