jueves, 8 de mayo de 2008

Son tus manos...


Unos cristales empañados son como una tentación para mis ganas. Me llaman sin voz, sus ojos desiertos le dan de comer a mi alma inquieta, que sale a buscarme desesperada. Tan en silencio sabe que estoy que apenas me ve, se queda inmóvil y como único rescate, busca mis manos.

Unas horas detenidas en algún lugar del tiempo y mis manos dibujando flores en la ventana.

Un jardín de flores para una tarde inundada.
Flores sin colores, transparentes. Flores hechas de sonidos que hacen mal a los dientes y que te dejan el dedo mojado y sucio.
Un jardín dibujado en mi ventana, con flores surrealistas inventadas por mi y una sonrisa subida a uno de esos pétalos sale volando sin paraguas.
Un jardín de lluvia sin mas pétalos que millones de gotas de agua.

Y mis manos sin darse cuenta siempre me salvan.
En los cristales de las ventanas que dan al patio, manojitos de flores se resbalan perdiendo sus formas y en el teclado del piano, quienes se resbalan son mis manos buscando otras flores, igual de deformes, pero menos mojadas.

Mis manos encontrándome antes que nada.
Mis manos dibujando flores y dibujándome.

Son tu manos, Elisa.

Adolfocanals@educ.ar

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