(Foto: Le Baiser de l'Hotel de Ville, Robert Doisneau)
Ambos pasean por un barrio parisino.
Sus manos enlazadas metidas en el bolsillo del abrigo de él.
Se miran a los ojos, no necesitan palabras.
Sus labios se unen en una danza de deseo.
que no hay nadie más a su alrededor.
Sienten que el mundo se para en un silencio infinito para contemplar su beso.
La eternidad del segundo.
adolfocanals@educ.ar
Ambos pasean por un barrio parisino.
Sus manos enlazadas metidas en el bolsillo del abrigo de él.
Se miran a los ojos, no necesitan palabras.
Sus labios se unen en una danza de deseo.
que no hay nadie más a su alrededor.
Sienten que el mundo se para en un silencio infinito para contemplar su beso.
La eternidad del segundo.
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