jueves, 12 de junio de 2008

Intentar.


Él perdía tildes, pelo, a veces el tiempo,
otras la paciencia, y alguna la razón.


Ella, por él, perdió la cabeza.
Juntos, en más de una ocasión, perdieron los papeles.
Y en más de dos, horas de sueño.
Perdidos no se encuentran.
Pero sin encontrarse están perdidos.
No se puede ganar sin correr el riesgo de perder.
Hagan juego, señores.
No se pierde nada.
O sí.

adolfocanals@educ.ar

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