jueves, 21 de agosto de 2008

Grises 2.


Pequeña marioneta en manos cruentas,
dedos que se mueven por odio.
Rotos los hilos por la rabia,
títere impotente cosiendo con congoja el miedo.
Hilos movidos por las consecuencias,
actuando en el teatro de la sinrazón.
Pequeña marioneta que se creyó sin corazón;
sangró el dolor del engaño,
cayó en el foso del olvido,
mientras intentaba recomponer sus hilos con el desamor.

adolfocanals@educ.ar

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