jueves, 21 de agosto de 2008

Grises ... al final.



Hoy nuevamente he decidido partir solo.

Cuando lo vi a lo lejos, me acerqué despacio.
¡Cuánto tiempo si acercarme a mi viejo velero!
Mi escape hacia el inmenso azul.

Los colores están algo carcomidos por el salitre y el sol.
Su vieja madera asoma, pero eso lo hace más preciado.

He subido a cubierta, y todo está igual, sólo necesita un poco de limpieza antes de adentrarnos en alta mar. Han acudido a mí, de golpe, todos los fantasmas del recuerdo tirándome de la ropa para que les dedicara un pensamiento; pero aunque bajo mi buzo, aun palpita mi corazón, mi cara no se ha atrevido a hacer ningún gesto. He quedado paralizado en su papel de frialdad. No voy a sucumbir al pasado cuando voy a atravesar el mar en soledad.

La brisa llega a mis manos, y el horizonte está raso, despoblado de sueños.
Hay firmeza en mi corazón para seguir adelante,
y llevo las puertas abiertas del alma para dejar adentrarse las corrientes.
...

Grises ... al final.

adolfocanals@educ.ar

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