lunes, 11 de agosto de 2008

Guatama . (Rabindranat Tagore)


Ya el sol se había puesto entre el enredo del bosque sobre los ríos.
Los niños de la ermita habían vuelto con el ganado
y estaban sentados al fuego, oyendo a su
maestro Gautama,
cuando llegó un niño desconocido y lo saludó con flores y frutos.

Luego, tras una profunda
reverencia, dijo con voz de pájaro:
"Señor Gautama, vengo a que me guíes por el Sendero de la Verdad.
Me llamo Satyakama".

"Bendito seas -dijo el Maestro-
Y de qué casta eres , hijo mío?

Porque solo un brahmín puede aspirar a la suprema sabiduría".
Contestó el niño:"
"No sé de qué casta soy, Maestro;
Pero voy a preguntárselo a mi madre".

Se despidió Satyakama,
cruzó el río por lo más estrecho y
volvió a la choza de su madre,
que estaba al fin de un arenal,
fuera de la aldea ya dormida.
La lámpara iluminaba débilmente
la puerta, y la madre estaba fuera,
pie en la sombra,
esperando la vuelta de su hijo.

Lo tomó contra su pecho, lo
besó en la cabeza
y le preguntó que le había dicho el Maestro.

"Como se llama mi padre? -dijo el niño-
Porque me ha dicho el
Señor Gautama
que solo un brahmìn puede aspirar a la
suprema sabiduría".

La mujer bajó los ojos y le habló dulcemente:
"Cuando joven yo
era pobre y conocí muchos amos,
Sólo puedo decirte que tú
viniste a los brazos de tu madre Jabala,
que no tuvo marido".


Los primeros rayos del sol ardían en la copa de los árboles de la ermita del bosque.
Los niños, aún mojado el revuelto pelo del
baño de la mañana,
estaban sentados ante su Maestro, bajo un
árbol viejo.

Llegò Satyakama,
le hizo una profunda reverencia al
Maestro y se quedó de pie en silencio.

"Dime -le preguntó el Maestro- Sabes ya de qué casta eres?"
"Señor -contestó Satyakama-, no se.
Mi madre me dijo: Yo conocí muchos amos cuando joven,
y tú viniste a los brazos de tu madre Jabala, que no tuvo marido".

Entonces se levantò un rumor como el zumbido iracundo de las abejas
hostigadas en su colmena.
Y los estudiantes murmuraban entre dientes
de la desvergonzada insolencia del niño sin padre.

Pero el Maestro Gautama se levantó,
trajo al niño con sus brazos hasta su pecho,

y le dijo:

"Tú eres el mejor de todos los brahmines, hijo mío;
Porque tienes la herencia màs noble, que es de la verdad".

adolfocanals@educ.ar

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