
Sus pequeños pies,
en otro mundo,
calzados y abrigados jugarían
a andar soñando en crecer para gastar.
Su cansado cuerpo,
en otro mundo,
descansaría de juegos y lecciones entre algodonadas caricias
de cálidas sábanas.
Su pequeña mente,
en otro mundo,
se llenaría con ilusiones y fantasías.
En su mundo,
descalzos pies andan incansables buscando que comer.
En su mundo,
acurruca su fatigado cuerpo alrededor de un escaso fuego,
intentado buscar calor en la proximidad de las moribundas llamas.
En su mundo,
su mente se llena con maneras de buscar que comer.
Su mundo es ese,
lejano a otro mundo.
Y aún le quedan ganas
parar ilusionarse
con el reflejo de las aguas creyendo ver
como será ese otro mundo.
Quizás algún día....
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