Las estrellas muy masivas a menudo son difíciles de ver, ya que están normalmente incrustadas en una nebulosa de gas y polvo.
Esto es lo que sucede con dos de las estrellas más masivas de nuestra Galaxia de la Vía Láctea. Pero el Telescopio Espacial Hubble acaba de ofrecer una mejor visión.
Las estrellas interesan a los astrónomos debido a que están asociadas a las nebulosas de formación estelar, y ellas influyen en la estructura y evolución de galaxias.
WR 25 es probablemente la más masiva e interesante de las dos. Su verdadera naturaleza se reveló hace dos años cuando un equipo internacional de astrónomos liderado por Roberto Gamen, entonces en la Universidad de La Serena en Chile, descubrió que está compuesta de al menos dos estrellas. La más masiva es una estrella Wolf-Rayet y puede pesar más de 50 veces la masa de nuestro Sol. Está perdiendo masa rápidamente a través de potentes vientos estelares que han expulsado la mayor parte de sus capas más externas ricas en hidrógeno, mientras que su compañera binaria mucho más mundana probablemente tiene la mitad de la masa de la estrella Wolf-Rayet, y orbita alrededor de la misma una vez cada 208 días.
Las estrellas masivas normalmente se forman en cúmulos compactos. A menudo las estrellas individuales están físicamente tan cercanas entre sí que es muy difícil resolverlas en el telescopio como objetos separados.
Estas observaciones de Hubble han revelado que el sistema Tr16-244 en realidad es una estrella triple. Dos de las estrellas están tan cerca entre sí que parecen un único objeto, pero la Cámara Avanzada para Investigaciones de Hubble las muestra como dos elementos. La tercera estrella necesita decenas o cientos de miles de años para orbitar a las otras dos. El brillo y proximidad de los componentes de estrellas dobles y triples tan masivas hace particularmente complejo descubrir las propiedades de las estrellas masivas.
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