martes, 4 de noviembre de 2008

Simplemente amigos...



La pequeña ve a su amigo sentado en la orilla del pequeño estanque y corre feliz hacia él.

-Hola -le saluda con una sonrisa.

Él, cabizbajo, no contesta.

-He dicho hola.

Él levanta su mirada y observa las graciosas ondas despeinadas del cabello de su amiga.

-Hola. Pensé que no ibas a venir.

-Es que mi madre no dejaba de vigilarme. Menos mal que se encontró con una amiga y me pude escapar un ratito. ¿Qué te pasa?

- Nada, déjame.

- Ya veo que lo sabes.

- Sí.

- Yo también estoy triste. Nos vamos mañana. A mi padre le destinan a otra ciudad. Mi madre habló conmigo anoche y me dijo que tú no podrías venir, que debía despedirme de tí.

- ¿Y con quien hablarás entonces? ¿Y con quien jugarás?

- Mamá me ha dicho que voy a empezar a ir al colegio. También que allí conoceré muchos niños y me haré amiga de algunos.

El niño se pone la mano en el pecho.

- ¿Sabes? me duele mucho aquí. Pensé que siempre íbamos a estar juntos.

- Yo también lo pensaba. Pero una médico que conoce mamá dice que no es bueno que tú seas mi amigo. Por eso quiere que te diga adios para siempre.

- ¿Y por qué no es bueno? yo no te he hecho nada malo; yo te quiero.

- Yo también. No sé por qué, pero mamá está muy preocupada. Los adultos son muy raros.

- Será eso.

- Tal vez nos veamos cuando sea yo mayor -los ojos de la pequeña se iluminan.

- No -responde el niño- puede que me recuerdes. Pero no me volverás a ver. Tu corazón ya estará cerrado.

- Ya verás como no -ella le abraza y le da un beso en la mejilla - me voy, mi mamá me estará buscando. Adiós.

El niño se queda mirando como ella se aleja corriendo con su característico y alegre trotecillo. De pronto se le iluminan los ojos. Una niñita de apenas un año le está mirando y ofreciendo un rastrillo para que juegue con ella en la arena.

- Hola. ¿cómo te llamas? soy tu amigo imaginario- y con una sonrisa ambos se ponen a hacer un castillo de arena.

Carlota

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