
La brisa en tu mirar va deleitando
el paseo de todos los enigmas,
entre la luz del tiempo, sin sobornos,
en un mundo sublime, iluminado.
Una rosa entregada
a los abismos
en senderos alados
cruza espacios,
con sombras adheridas
sin estambres
al asombro divino
de las noches.
Tu infancia es el lugar de los secretos,
entre juegos con duendes y con hadas
y caballitos rojos de los mares.
Rayuela es entre niebla
ese escondrijo
de rocas sumergidas
en el límite
de nuestros ojos
lúdicos de sol.
Ana Muela Sopeña
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