Y el príncipe, tras cien años esperando,
apareció montado en un precioso burro
para rescatar a su amada del sueño eterno en el que….
—¡Tú si que eres burro!
El príncipe tiene que ir montado a caballo, no en un burro…
—Bueno, ¿y qué más da?
¿Cien años esperándolo y lo criticas por venir montado en un burro?
Como te oiga es capaz de dar media vuelta…
—Es cierto.
Pero escribe que venía montado a caballo.
Si la princesa se entera, la tenemos durmiendo cien años más…
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