sábado, 7 de febrero de 2009

Identificado en él.


Madrugo y me apuro mucho, tanto que suelen preguntarme si me he caído de la cama. Yo respondo que cuando salgo de casa todavía no han puesto las calles.

Aquel día la broma se hizo realidad. Al abrir la puerta de mi casa no había calles, ni aceras, ni contenedores de basura, ni coches estacionados, ni nada... 

Nada. Me dio vértigo y tuve que agarrarme al marco de la puerta para no caer al abismo. Perplejo, pero intentando mantener el control de mi mismo, miré a lo lejos.

Centenares, miles de edificios flotaban, y un profundo precipicio frente a mis pies, en la oscuridad del vacío. 

Daba la impresión de que la Tierra hubiese desaparecido, dejando todo lo que había sobre ella flotando en la nada. 

¿Qué había sucedido? 

¿Acaso aquella mañana el que pone las calles se había dormido??
E

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