AMINOÁCIDOS ESTELARES
*
I
AMINOÁCIDOS DE FUEGO
Alanina con Sirio nos recuerda
que somos ese templo de silencio
girando hacia los fuegos de la grutas,
en pitagóricos enigmas
de otros planetas áureos.
Arginina en Nashira
nos hace vislumbrar otras galaxias
más amigas de músicas y danzas,
desde asteroides.
Asparagina viaja a Aldebarán
y allí duerme en las cámaras delfínicas,
para transfigurar todas las células
que aún rugen de pánico en lo oscuro
de nuestros huesos en la nieve.
Aspartato se anida en la palabra
de Alioth en epitafios sin historia.
Y en Zaniah hay nubes rojas
con Cisteína etérea
que juega con los búhos a ser luz,
en bosques de sonidos desde el agua.
II
AMINOÁCIDOS DE LA TIERRA
La Fenilalanina desde Maya
se divierte en los chips de los Pcs
y en los chats donde miles de personas
disparan sus deseos al azar.
Glicina en Alpherat tiene su hábitat,
para ser en el hombre un suave estímulo
de intensidad creciente hacia un Big Bang.
Alcione y Glutamato se contagian
de las ganas de estar en los salones
bailando un tango lúdico,
en la pasión desnuda.
En Vega Glutamina se relaja
mirando las montañas de la luna
a muchos años luz de nebulosas.
La Histidina respira en Alnilam
bajo rayos de láser supersónicos,
más allá del espacio, en otro tiempo.
III
AMINOÁCIDOS DEL AIRE
Isoleucina en Difda se hace duende
de crepúsculos suaves sin naufragios,
donde el pájaro azul en su gran sueño
mira visiones étnicas sin límites.
Leucina en Antarés ofrece espejos
de las rosas sagradas y mistéricas
que habitan en murmullos de la Tierra,
sobre mares violetas llenos de algas.
Lisina se transmuta en Bellatrix
a través de las sílabas de monjes que meditan
con plegarias entre yantras.
Metionina respira desde Pólux
el amor de las cosas y los seres,
como si todo fuera copartícipe
del alma universal en el ensueño.
Prolina se enamora desde Altair
de la belleza súbita de un niño que camina
sobre el filo del asombro.
IV
AMINOÁCIDOS DE AGUA
Serina en Polaris se emborracha
de poesía virgen en la aurora,
mientras nínfulas van en minifalda
por las calles luminosas del invierno.
Tirosina se enreda con Spica
con movimientos rítmicos ocultos,
para encontrar placeres en vestigios,
de brumas adheridas al espíritu.
Treonina elige el punto de Megrez
como una inspiración en la ebriedad,
con Internet se excita por los links
y desciende por cumbres desde Urano.
Triptófano se adhiere con Arcturus
al delirio en penumbra de las almas
gemelas que en la mónada raíz
encuentran un destino matemático.
Valina entre los círculos de hielo
penetra las esferas de Mirzam
y siente con las gotas de la lluvia
el éxtasis del orbe en el no mundo.
Ana Muela Sopeña
I
AMINOÁCIDOS DE FUEGO
Alanina con Sirio nos recuerda
que somos ese templo de silencio
girando hacia los fuegos de la grutas,
en pitagóricos enigmas
de otros planetas áureos.
Arginina en Nashira
nos hace vislumbrar otras galaxias
más amigas de músicas y danzas,
desde asteroides.
Asparagina viaja a Aldebarán
y allí duerme en las cámaras delfínicas,
para transfigurar todas las células
que aún rugen de pánico en lo oscuro
de nuestros huesos en la nieve.
Aspartato se anida en la palabra
de Alioth en epitafios sin historia.
Y en Zaniah hay nubes rojas
con Cisteína etérea
que juega con los búhos a ser luz,
en bosques de sonidos desde el agua.
II
AMINOÁCIDOS DE LA TIERRA
La Fenilalanina desde Maya
se divierte en los chips de los Pcs
y en los chats donde miles de personas
disparan sus deseos al azar.
Glicina en Alpherat tiene su hábitat,
para ser en el hombre un suave estímulo
de intensidad creciente hacia un Big Bang.
Alcione y Glutamato se contagian
de las ganas de estar en los salones
bailando un tango lúdico,
en la pasión desnuda.
En Vega Glutamina se relaja
mirando las montañas de la luna
a muchos años luz de nebulosas.
La Histidina respira en Alnilam
bajo rayos de láser supersónicos,
más allá del espacio, en otro tiempo.
III
AMINOÁCIDOS DEL AIRE
Isoleucina en Difda se hace duende
de crepúsculos suaves sin naufragios,
donde el pájaro azul en su gran sueño
mira visiones étnicas sin límites.
Leucina en Antarés ofrece espejos
de las rosas sagradas y mistéricas
que habitan en murmullos de la Tierra,
sobre mares violetas llenos de algas.
Lisina se transmuta en Bellatrix
a través de las sílabas de monjes que meditan
con plegarias entre yantras.
Metionina respira desde Pólux
el amor de las cosas y los seres,
como si todo fuera copartícipe
del alma universal en el ensueño.
Prolina se enamora desde Altair
de la belleza súbita de un niño que camina
sobre el filo del asombro.
IV
AMINOÁCIDOS DE AGUA
Serina en Polaris se emborracha
de poesía virgen en la aurora,
mientras nínfulas van en minifalda
por las calles luminosas del invierno.
Tirosina se enreda con Spica
con movimientos rítmicos ocultos,
para encontrar placeres en vestigios,
de brumas adheridas al espíritu.
Treonina elige el punto de Megrez
como una inspiración en la ebriedad,
con Internet se excita por los links
y desciende por cumbres desde Urano.
Triptófano se adhiere con Arcturus
al delirio en penumbra de las almas
gemelas que en la mónada raíz
encuentran un destino matemático.
Valina entre los círculos de hielo
penetra las esferas de Mirzam
y siente con las gotas de la lluvia
el éxtasis del orbe en el no mundo.
Ana Muela Sopeña
www.laberintodelluvia.com
*****
Aminoácidos del ser humano que forman las proteínas:
Alanina, arginina, asparagina, aspartato, cisteína,
fenilalanina, glicina, glutamato, glutamina, histidina,
isoleucina, leucina, lisina, metionina, prolina,
serina, tirosina, treonina, triptófano, valina.
Aldebarán: Estrella de la constelación de Tauro.
Sirio y Mirzam: Estrellas de la constelación de Canis Majoris.
Alioth y Megrez: Estrellas de la constelación de la Osa Mayor.
Zaniah y Spica: Estrellas de la constelación de Virgo.
Nashira: Estrella de la constelación de Capricornio.
Alcione y Maya: Estrellas de las Pléyades.
Alpherat: Estrella de la constelación de Andrómeda.
Vega: Estrella de la constelación de Lyra.
Alnilam y Bellatrix: Estrellas de la constelación de la Orión.
Altair: Estrella de la constelación del Águila.
Pólux: Estrella de la constelación de Géminis.
Difda: Estrella de la constelación de la Ballena.
Antarés: Estrella de la constelación de Escorpio.
Polaris: Estrella de la constelación de la Osa Menor.
Arcturus: Estrella de la constelación de Bootes.
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Aminoácidos del ser humano que forman las proteínas:
Alanina, arginina, asparagina, aspartato, cisteína,
fenilalanina, glicina, glutamato, glutamina, histidina,
isoleucina, leucina, lisina, metionina, prolina,
serina, tirosina, treonina, triptófano, valina.
Aldebarán: Estrella de la constelación de Tauro.
Sirio y Mirzam: Estrellas de la constelación de Canis Majoris.
Alioth y Megrez: Estrellas de la constelación de la Osa Mayor.
Zaniah y Spica: Estrellas de la constelación de Virgo.
Nashira: Estrella de la constelación de Capricornio.
Alcione y Maya: Estrellas de las Pléyades.
Alpherat: Estrella de la constelación de Andrómeda.
Vega: Estrella de la constelación de Lyra.
Alnilam y Bellatrix: Estrellas de la constelación de la Orión.
Altair: Estrella de la constelación del Águila.
Pólux: Estrella de la constelación de Géminis.
Difda: Estrella de la constelación de la Ballena.
Antarés: Estrella de la constelación de Escorpio.
Polaris: Estrella de la constelación de la Osa Menor.
Arcturus: Estrella de la constelación de Bootes.

Según publica la revista Nature, un equipo de científicos de la Universidad de Montreal afirma que el antepasado que dio origen a toda la vida en la Tierra fue un organismo de 3.800 millones de años de antigüedad.
Este primitivo organismo, bautizado como LUCA (Último Ancestro Común Universal), sería lo más parecido a los microbios raros que viven en los respiraderos hidrotermales de las crestas continentales en la profundidad de los océanos, vamos, que a todos nos viene a la cabeza esa imagen.
Según los investigadores, “esos organismos viven a 90 grados centígrados pero nuestros datos revelan que LUCA era más sensible a las temperaturas calientes y vivió en un clima de menos de 50 grados”.
Para llegar a esta importante conclusión los investigadores compararon información genética de organismos modernos para poder identificar al antepasado común que dio origen a toda la vida en la Tierra.
“Logramos identificar rasgos genéticos comunes entre animales, plantas y bacterias y los usamos para crear un “árbol de la vida” cuyas ramas representan especies separadas, y todas éstas especies surgen del mismo tronco, que es LUCA”. Concluyeron los científicos.
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