Poema de Teo Revilla y obra de Karyn Huberman

Con un juego imaginario vamos ganando
tiempo al tiempo, vamos engañando
la esperanza del descrédito.
Es como un largo río de promesas
cristalinas, meandros y riberas,
cruzando campos grises y secanos.
Nada nos ahoga, ni la historia
-por poner un ejemplo-de niños
harapientos, que sin primaveras ni soles,
en esquinas desnudos y olvidados,
entre revoloteantes moscas,
mueren inflamados...
Hoy como ayer todo se desborda
al paso, a nadie parece preocuparle
que otros sufran, lloren, penen...
Sólo la poesía en sus múltiples formas
y maneras, entre tanto sufrimiento
sensibiliza, obra milagros...
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