miércoles, 18 de febrero de 2009

Lo que nos faltaba...

 ¡¡¡ Pensar engorda !!!

Científicos de la Universidad de Laval en Québec, Canadá, han realizado un estudio del cual se extrae una sorprendente revelación, pensar demasiado engorda ¡cómo lo oís!

Según los investigadores, el estrés de pensar provoca un sobrecalentamiento, lo cual empuja a los grandes pensadores a buscar más calorías. El estudio medía la ingesta espontánea de alimentos de 14 estudiantes después de haber realizado cada una de las tres tareas que se les pidió realizar.

La primera tarea consistía en sentarse en una posición relajada. La segunda en leer un texto y resumirlo. La tercera consistía en realizar al ordenador una serie completa de exámenes de memoria, atención y vigilancia. Después de 45 minutos de haber realizado cada actividad, se invitaba a los participantes a que comieran todo lo que desearan en un bufet.

Los investigadores ya habían descubierto que cada sesión de trabajo intelectual requiere apenas tres calorías más que las sesiones de descanso. Pero a pesar del bajo coste energético que implica la actividad intelectual, los estudiantes consumieron espontáneamente 203 calorías más después de realizar el resumen de texto, y 253 calorías más al finalizar las pruebas con el ordenador (es decir, un aumento de 23,6% y 29,4% con respecto al período de descanso).

Las muestras de sangre tomadas antes, durante y después de cada sesión revelaron que el trabajo intelectual provoca fluctuaciones en los niveles de glucosa e insulina más grandes que los períodos de inactividad.

Según Jean-Philippe Chaput, autor principal del estudio que se ha publicado en la revista Psychosomatic Medicine, estas fluctuaciones podrían ser causadas por el estrés del trabajo intelectual, o reflejar también una adaptación biológica durante la combustión de glucosa, el combustible empleado por el cerebro.

Es decir que el cuerpo podría estar reaccionando a estas fluctuaciones provocando la sensación de hambre para ajustar el equilibrio de la glucosa. Según Chaput: “la sobrecompensación calórica posterior al trabajo intelectual, en combinación con el hecho de que cuando realizamos estas tareas tendemos a ser menos activos físicamente, podría contribuir a la epidemia de obesidad que se observa en la actualidad en los países industrializados”.

La verdad es que siempre hemos sabido que los trabajos que implican poca movilidad, favorecen la llegada de los michelines, pero ahora tenemos una excusa que dar cuando alguien nos venga con aquello del “últimamente te estas poniendo como una morsa” ¿verdad que si? Pensad en ello… pero no demasiado claro, hay que mantener la línea.

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