LLUVIA
En el borde de la tarde
se hamacan las notas
de una canción muy lejana
que aún me emociona
y las horas se distienden
sobre los hilos de una telaraña
garabateando laberintos incomprensibles.
Llueve...
Llueve porque es jueves,
porque estamos en invierno,
porque la oscuridad
decidió venir esta noche
con diamantes brillando en su cabellera.
Embebida de tristeza
preparo un conjuro de amor
para atraerte
porque entre mis manos sólo percibo
el contorno ausente de tu cuerpo.
llueve...
En el borde de la tarde
un abejorro ha caído
en la trampa de la telaraña
su zumbido se hace añicos contra
las redes tramposas del destino,
y sigue lloviendo.
Llueve larga y mansamente,
sobre el agridulce sabor
de la nostalgia,
sobre el inútil recurso
del recuerdo.
Llueve y son
las ocho menos cuarto...
Llueve.
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