Tendría ocho o nueve años, y una mirada vivaz,
pero por lo visto eso no alcanza.
—¿Qué dice ahí? —
preguntó señalando el cartel pegado en la columna.
—¿No sabés leer?
—¿Qué dice?
—Dice: “los chicos tienen que ir a la escuela”
—respondí haciendo flamear mi estupidez.
—No, no dice eso.
—Hizo una mueca salvaje y me dio la espalda.
Entonces leí las seis palabras.
—“El capitalismo asesina a los chicos”.
—Se detuvo y volvió a mirarme.
—¿Los platudos?
—Sí, más o menos.
—¿Y usted?
—No, yo no.
Pero tampoco valgo gran cosa; hablo mucho y hago poco.
El chico vaciló un par de segundos,
pero tenía la respuesta lista antes de que yo abriera de nuevo la boca.
—Venga a cartonear conmigo,
y mientras nos ganamos el mango me enseña,
¿sí?
No hay comentarios:
Publicar un comentario