
Naufragó en medio del desierto en alta arena,
sorprendido por las dunas terribles y el viento de tormenta,
que lo arrojó a un oasis lejos de todas las rutas.
Calculó su posición por las estrellas y comprendió que no lo encontrarían,
su celular sin cobertura, la batería descargada, sus ropas rasgadas
y sólo el oasis con sus frutos y su agua fresca.
Había encontrado la paz tan buscada por otros.
Quería disfrutarla pero sin perder la esperanza del regreso,
por eso escribió en un papel salvado del naufragio
su posición y la fecha,
su nombre y el mensaje de que lo recogieran
y para no fallar lo metió dentro de una botella
y esperó a la siguiente tormenta para lanzarlo al mar de arena.
Gustavo Adolfo Canals
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