miércoles, 18 de febrero de 2009

Un cuento para la pequeña Ceci...

Aquellos nombres

Primero fueron las piedras,
 en ellas se grabó a fuego el nombre de los monstruos. 

Luego las piedras se hundieron en el mar, 
no nacieron peces en muchos años, 
y los pueblos cercanos tuvieron que marchar. 

Con el tiempo, la tierra giró y se agrietó, crecieron montañas, murieron civilizaciones. 

En cada grano de arena de las playas, fragmentos de aquellos nombres siguen escritos, como partes ínfimas de un rompecabezas gigantesco.

 El agua y el viento mueven la arena, no se cansan de buscar combinaciones, 
y cuando compongan los nombres ya no habrá más agua, 
ni más viento, ni más palabras.

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