
Blog de Gustavo Canals, Dr. en Física, PhD.math. Argentina, Miembro investigador Proyecto SETI, Miembro del Proyecto ALMA-CHILE, Creador y Conductor del programa NO ESTAMOS SOLOS MISTERIOS Y EVIDENCIAS, 2 Premios ATVC, mejor programa de ciencia de latinoamérica, Miembro Investigador del CERN, Miembro de la Asociación Argentina de Ciencias- Master en Educación-Miembro de la Asociación Americana de Ciencias. Miembro del Max Planck Investigación Altas Energías Alemania.

Dicen que la imaginación lo puede todo.
Ahora bien, a veces resulta muy difícil de imaginar ciertas cosas.
Por ejemplo, la vastedad del universo en que vivimos.
En el universo todo es enorme.
Incluso nuestro minúsculo, en comparación,
sistema solar es inconcebiblemente grande.
Por eso no nos queda mas remedio que acudir a comparaciones que,
como todas ellas, son odiosas.
Si el Sol fuera una naranja, la Tierra sería un grano de arena situado a 9 metros de distancia.
Júpiter estaría una manzana urbana más allá y tendría el tamaño de un hueso de cereza,
y otra manzana más allá otro hueso representando a Saturno.
Y a tres mil kilómetros otra naranja, la estrella más cercana al Sol.
El siguiente ejercicio nos da una idea de lo que es nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Supongamos que un grano de sal es una estrella.
Entonces, los distintos granos de sal deberían estar separados del orden de una decenas de metros unos de otros.
Para hacer un plano a esta escala de nuestra galaxia necesitaríamos
unos 10.000 paquetes de sal desperdigados en un círculo mucho mayor
que la sección ecuatorial de la Tierra.
Y si nuestra galaxia la representáramos con una moneda de un peso,
el universo, o al menos el que alcanzamos a ver con nuestros telescopios,
sería como una nube de monedas de unos seis kilómetros de radio.
Algo, realmente, no demasiado grande a fin de cuentas.
Este hecho hace que algunos astrónomos vean al universo como pequeño.
Claro que esto es algo que cuesta imaginarlo
cuando medimos y compramos el aquí.
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