martes, 15 de septiembre de 2009

en Caída libre...


Recuerdo que cuando era un niño, mientras jugaba con mis vecinos
me caí en un hueco de los cimientos de una casa en construcción,
no recuerdo el resto, pero me dijeron que eran como 3 metros de profundidad.

Tengo un gran amigo que en una noche de fiesta en el departamento
de una amiga, por sentarse en la ventana de la cocina cayó 4 pisos
al patio interno del edificio.

Unos domos de plástico y los cables del tendido de ropa amortiguaron
su caída aunque esa noche se rompió la clavícula.

Lo llevamos al hospital con algunos rasguños que eran insignificantes
tomando en cuenta la altura de la caída.

En fin, esto de las caídas, no importa de que altura sean,
siempre es una lotería.

Por eso ahora, quiero contarles ahora acerca de los sobrevivientes
de las caídas más impresionantes que pude recientemente investigar.

Nicholas Alkemade

Durante la Segunda Guerra Mundial,
se encontraba piloteando su bombardero Lancaster en pleno combate
contra los cazas alemanes cuando sufrió un golpe de artillería anti-aérea,
y se vio ante la encrucijada de saltar sin paracaídas desde 5500 metros
de altura y quedar hecho papilla,
o morir consumido por las llamas que envolvían a su nave.

Avión de combate derribado en la 2da Guerra Mundial

Se decidió por el menor de ambos males.
Después de todo es preferible morir al instante golpeando
el suelo que pasar varios segundos ardiendo.

Nick saltó al vacío.

Mientras caía veía impotente como los temibles Junkers Ju 88 nazis
destrozaban con luminiscentes ráfagas a la flotilla inglesa
de la cual él era parte.

Ya resignado y cayendo con los ojos cerrados,
aún no se imaginaba el increíble suceso que estaría a punto de vivir.

Alkemade tuvo la suerte de caer sobre un bosque de pinos,
y fueron las elásticas ramas de estos árboles los que aminoraron la velocidad
de su caída a tal punto que el colchón de nieve que cubría
el suelo lo salvó de sufrir graves heridas
-más allá de un tobillo torcido-.

Al darse cuenta del increíble suceso, respiró hondo
y se sentó respaldándose en un pino a fumar un cigarro.

No sabía aún que había caído en territorio nazi.

Si bien fue capturado por la Gestapo,
posteriormente fue liberado al terminar la guerra.

Nicholas Alkemade luego de la guerra

Durante su tiempo como prisionero,
debieron aislarlo en una celda aparte ya que muchos soldados alemanes incrédulos de lo ocurrido abandonaban sus puestos
de guardia para ir a conocerlo ya que se convirtió en una leyenda.

Después de la guerra, Nicholas Alkemade volvió
a su antiguo trabajo en un laboratorio químico inglés
hasta que murió en 1987


Vesna Vulovic

Vesna Vulovic es una yugoslava que posee un Récord Guinness
por haber sido la persona en haber sobrevivido
a la mayor caída sin paracaídas de la historia.

A la edad de 22 años,
cayó de nada menos que de 10.160 metros de altura,
mientras servía como azafata para la aerolínea Jugoslovenski Aero Transport durante el fatídico vuelo 364.

El destino quiso que Vesna ocupara dicho vuelo por error,
ya que otra azafata del mismo nombre era quien debía trabajar
ese día en esa ruta.

No obstante, un traspapeleo la puso en su lugar.
Ante el error ella no se quejó, ya que el vuelo iría a Dinamarca
y la tripulación se hospedaría en el lujoso Hotel Sheraton,
y como ella misma dijo posteriormente,

"este era todo un sueño para una joven chica que vivía en la miseria
de un país comunista"

Portada de una revista de la época

El 26 de enero de 1972,
mientras la nave se encontraba surcando el espacio aéreo Checo,
detonó un explosivo del grupo terrorista croata Ustashe fragmentando
al avión en varias partes.

Todos los pasajeros perderían la vida, menos Vesna,
quien por esas cosas del destino se encontraba en la sección media del avión,
la cual tras tres minutos de caída impactó en una zona montañosa.

Los restos serían encontrados por un alemán
que en esos momentos acampaba en la región.

Sorprendido ante el dantesco paisaje,
el hombre no esperaba encontrar a nadie con vida.

Pero afortunadamente de inmediato divisó a Vesna,
la única sobreviviente.

Vesna Vulovic en la actualidad

Su caída fue menos amistosa que la de Alkemade,
ya que se rompió ambas piernas, fracturó el cráneo y tres vértebras.

El samaritano alemán había sido un médico jubilado
y enseguida utilizó sus conocimientos para acomodarla,
entablillarla y detener el intenso sangrado.

Nadie esperaba que se recupere,
de hecho los médicos les dijeron a sus padres que no había esperanzas
de que saliera de su estado de coma.

Sin embargo, a los tres días ella despertó y pidió un cigarrillo.

Paralizada de la cintura para abajo,
en su silla de ruedas Vesna volvió a trabajar para la aerolínea como oficinista,
y tras varias operaciones pudo volver a caminar.

Poco tiempo después fue declarada heroína nacional en la ex Yugoslavia.

Vesna, en la actualidad es activista política en su nuevo país, Serbia.


Alan Magee

Alan Eugene Magee es otro sobreviviente de una gran caída
producto de la infinidad de aviones derribados
durante la Segunda Guerra Mundial.

Fue un piloto norteamericano
que se enroló al ejército luego del ataque a Pearl Harbor.

Como cañonero de un avión B-17 FF de la fuerza aérea estadounidense,
obtuvo varios premios y reconocimientos gracias a la espectacular
caída en la que se vio envuelto.

Servía como piloto en 1943,
mientras volaba en una misión sobre Saint Nazaire –Francia-,
su aeronave se vio derribada por los temibles cazas alemanes.

Bombardero B-17 FF como el que piloteaba Alan Magee

El daño al avión fue crítico,
sin un ala comenzó a girar descontroladamente cayendo a tierra
a manera de espiral.

Alan logra escapar de la línea de fuego y saltar del avión
a unos 6700 metros de altura.

Sin embargo, mientras caía le esperaba lo peor:
el paracaídas estaba prácticamente destruido.

La altitud –y el susto, supongo- lo llevaron a perder el conocimiento,
con el curioso resultado de caer sobre un techo de vidrio
que formaba la terraza de la estación de ferrocarril de Saint Nazaire.

La estructura de aluminio y vidrio se flexionó
y ejerció resistencia al mismo tiempo,
aguantando la velocidad de caída libre de Magee lo suficiente
como para que este pudiera sobrevivir al golpe.

Capturado por los alemanes, se le ofreció atención
y tratamiento médico suficiente para salvarle la vida.

Padeció múltiples heridas, no solo de la caída sino que además tenía varios fragmentos del fuselaje de la nave incrustados en su cuerpo
y múltiples quemaduras.

Las heridas iban desde sus ojos hasta un brazo que
estaba prácticamente desmembrado.

Sin embargo, Alan fue liberado tras terminar la guerra
y al retirarse con honores vivió apaciblemente
en su rancho de Texas hasta el 20 de diciembre del 2003
en que falleció a la edad de 84 años.

Y es que la vida es así.

"nadie se muere en la víspera..."

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