Y de pronto la lluvia.
Así, como de improviso.
El sonido de las gotas surcando los charcos del patio.
El frío de la ventana me separa de ellos.
Mientras, la tormenta súbita borrando el sol
pinta grises oscuros en mis ojos.
Soy quien detrás de los cristales empañados,
controlo esa gota abriéndose camino en su Universo particular.
Librando su batalla para llegar a destino, para luego desaparecer.
Y vuelta a empezar... Como todo.
Hay días que se suceden raudos y veloces como si tuvieran
prisa por sumergirse
en las sombras nocturnas,
de tal manera que parece que el tiempo nos atropelle sin darnos
tregua para nada.
Y otros, pasa tan lento,
que nos invaden unas ganas inmensas de empujarlo.
Aquí y ahora...
Yo, sigo mirando desde el frío de la ventana
y siendo Juez de aquella gota buscando su final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario