
Siempre hay que estar atento a las señales del cielo.
A todas.
Desde nuestra morada, humilde pero con las ventanas abiertas, tratamos de escuchar todos los mensajes, los divinos y los menos divinos, porque nunca se sabe dónde será pronunciada la palabra necesaria.
Se ha dicho que la televisión, junto con el cine, es un invento del diablo, pero lo cierto es que hoy por hoy encierra ya casi la única liturgia reconocible y con capacidad de convocatoria.
En cuestión de imaginería cualquier anuncio de colonias va bastante más lejos que las más arrebatadoras pinturas de nuestras catedrales.
Y entre una imagen de San Antonio y una imagen Full HD 1080p, francamente, no hay color.
Además puestos a elegir entre los santos mediadores y los presentadores mediáticos
, ¿a quién creer, sobre todo a la hora del noticiero?
En fin, que con cuarenta y cinco canales de medio mundo ya no hay más allá, todito está acá, un acá ubicuo que arde en cada habitación de nuestra casa como zarza incombustible, a golpe de mando y sin golpes de pecho innecesarios.
Sin embargo, no conviene olvidar del todo las ofrendas, exvotos y oraciones.
Así que, una vela a cada uno y un huevo en cada cesto, que no están los tiempos para más fidelidades, como no sea la de recordar de vez en cuando que el mejor espectáculo pasa cada día delante de nuestra ventana.
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