Jupiter is not on fire, un site italiano interesantísimo, en el que se analizan diferentes obras de arte con representaciones que en ocasiones han sido relacionadas con objetos voladores no identificados y tratan de hacernos ver que la observación de estos objetos no es contemporánea, sino que siempre ha estado presente.
Empezamos con “La Virgen con el niño y San Juan infante”, obra atribuida a Sebastiano Mainardi (1466-1513) que se encuentra en el Palazzo Vecchio de Florencia.
Esta obra ha sido referencia frecuente de ufólogos, que ven en la figura que flota en el cielo en la esquina superior derecha, la evidencia de un avistamiento de un OVNI.
Incluso se puede aprecia a un personaje de la obra mirando hacia el objeto protegiéndose del sol con la mano encima de los ojos.
Al lado de este personaje, se puede ver a un perro
que también mira hacia el objeto.
Parece un objeto metálico con forma de casco de barco con una cúpula o torre por la parte de arriba.
Pero esta no es la única peculiaridad de esta obra.
En la esquina superior derecha podemos ver la estrella de Navidad con otras tres estrellas más pequeñas, que parecen llamas.
Un detalle muy parecido puede apreciarse en la obra de Botticelli
“La virgen del libro”.
Las tres estrellas aparecían frecuentemente en las pinturas del siglo anterior, y especialmente en los iconos bizantinos de la virgen, a menudo en sus velos, sobre sus hombros o en su frente.
Otras veces, estas tres estrellas son reemplazadas por tres rayos. Unos y otros representan la triple virginidad de María (ante partum, in partu, post partum).
La figura que parece un OVNI, es repetida frecuentemente en las obras de la misma temática del Quattrocento y Cinquecento, y es la representación de la anunciación a los pastores. Según el evangelio de San Lucas:
8 Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
9 Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor.
10 El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo:
11 os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor;
Esta anunciación a los pastores aparece también en “El nacimiento”, de Vizenzo Foppa,
o en la obra del mismo nombre de Ghirlandaio, donde podemos ver arriba a la izquierda la anunciación a los pastores.
O en este otro tondo (adorno pintado sobre la pared) de Sebastiano Mainardi.
Pero podemos preguntarnos, por qué razón se representa la anunciación con esa nube luminosa en vez de con un ángel, como realmente indica el evangelio de San Lucas.
Los artistas de aquella época recibieron influencia no solo de los cuatro evangelios canónicos, sino que también tomaron influencia de otros textos entre los que se encuentran los evangelios apócrifos.
En concreto el protoevangelio de Santiago dice:
2. Y llegaron al lugar en que estaba la gruta, y he aquí que una nube luminosa la cubría.
Y la partera exclamó: Mi alma ha sido exaltada en este día, porque mis ojos han visto prodigios anunciadores de que un Salvador le ha nacido a Israel.
Y la nube se retiró en seguida de la gruta, y apareció en ella una luz tan grande, que nuestros ojos no podían soportarla.
La representación de la nube sola, sin un ángel es inusual, aunque se puede ver un ejemplo en una obra de Master Franke, “La adoración del niño”.
El mismo autor en otra obra representa a Dios dentro de la nube mientras que un ángel anuncia a los pastores el nacimiento de Jesús.
Marco Bussagli escribió varios libros sobre la iconografía de los ángeles.
En “Alas de Dios” escribía:
Considerando todas estas circunstancias, la Edad Media se constituyó como un periodo clave en la iconografía de los ángeles, cuyas soluciones fueron reinterpretadas de una manera remarcadamente naturalista en el Renacimiento y Barroco.
Este es el caso de los ángeles nube que eran representados como figuras aladas sobre un lecho vaporoso.
Por lo tanto, podemos afirmar que el tondo de “La Virgen con el niño y San Juan infante” no es más que una representación que utiliza la iconografía tradicional de su época, el final del Quatrocento en Florencia.
La representación del ángel como una nube luminosa en vez de como una forma antropomórfica nos lleva a pensar que el autor seguía la doctrina de Girolamo Savonarola, monje Dominico aque proclamó el retorno a la pureza y tradición del arte.
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