martes, 26 de abril de 2011

Es re-copado, viste bolu...


Son las siete y media de la tarde y el fulano va en el 15 rumbo a Barrancas de Belgrano. 

Está contento porque se ha sentado y viaja por las calles de Palermo en una unidad que casi no se zarandea,
 con aire acondicionado y buena suspensión.

Está un tanto distraído, mirando por la ventanilla
 y pensando en pájaros pintos.

Dos señoritas a las que no puede (ni le interesa) identificar visualmente, viajan detrás de él. 

Conversan animadamente y por algunos retazos que le llegan
 de la charla y las trescientas veintiséis veces que dijeron "Boluda", calcula que deben tener unos veintitantos.

Él no está particularmente interesado en el coloquio femenino aunque el mismo se desarrolle en un tono de voz un tanto elevado,
 lleno de risitas histéricas y muletillas propias de la edad.

De vez en cuando (cuando sale de esa estéril tara mental que lo hace mirar y perderse en las copas de los árboles) 
escucha frases aisladas e incompletas sobre ropa, amigos,
 facebook, y demás yerbas.

Hasta que una dice a la otra algo por el estilo:

__Che, boluda, que pasó con Equis?
 Al final, tipo, te lo curtiste?

__Ni me hablés de ese salame!

__Ay, por qué, boluda?

__Te juro, tipo, que es lo peor que me paso en años! Un re-bajón...

__Pero, qué pasó? Contame…

__Naah, boluda, es un idiota…

__Pero si siempre te pareció un bombón!

__Sí, boluda, es re-fachero pero tiene caca en la cabeza y tipo que, además, la tiene re-chiquita…

__Jajajajaja, no me digas?!

__ Sí, boluda! Tenía que haber desconfiado de él cuando
 vi que tenía pies y manos tipo de bebé...

__Jajajaja, sí, boluda, es una fija que si tiene manos y pies chicos, seguro que en el pantalón, tipo que tiene un chizito…

A esta altura, el fulano bosteza y pierde interés en esa conversación
 de tan alto vuelo intelectual y vuelve a su particular adicción 
a mirar el follaje de los árboles.

Pero algo le da vueltas en la cabeza; se queda analizando 
y se cuestiona hasta qué punto ciertas frases que el saber
 popular inmortalizó son verdades absolutas.

Piensa en su infancia y pubertad, en los amigos de la barra, 
en el club social en donde practicaba babyfutbol y en el hijo del Tano L que, con sus veinte años, arañaba el metro sesenta de estatura.

Recuerda como el diminuto muchacho, con sus manos y pies pequeños, era apodado como “el tres piernas” 
y como se decía en el barrio que él era el legítimo hacedor 
de las sonrisas de un par de vecinas consideradas 
como ligeritas de cascos.

Entonces, se le antoja pensar en otra frase del saber popular:
“Un caballero no tienen memoria”

Se pregunta entonces por qué no existe una que diga
 “Una dama padece de amnesia” o “Toda dama es muda cuando
 se hablan temas de alcoba”?

Basándose en los dichos de estas señoritas debería pensar 
que esto es inviable pues, tipo que, 
a Equis lo “re-destrozaron” sin ningún “re-mordimiento, viste?”

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