miércoles, 1 de junio de 2011

El veredicto de la Organización Mundial de la Salud sobre teléfonos móviles y cáncer


¿Los teléfonos móviles provocan cáncer? 
El debate ha estado abierto durante años.
Hoy, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), que es parte de la Organización Mundial de la Salud – tuvo la palabra. 
A lo largo de la semana pasada, reunieron un panel de 31 expertos para observar las pruebas disponibles. 
Su veredicto: “los campos electromagnéticos de radiofrecuencia” – el tipo emitido por los teléfonos móviles – pertenecen al “Grupo 2B”, lo que significa que “posiblemente” provoquen cáncer en los humanos.
Evolución móviles

¿Qué significa esto?

Esto significa que hay ciertas pruebas que vinculan los teléfonos móviles con el cáncer, pero que son demasiado débiles para sacar alguna conclusión sólida. 
Específicamente, el panel del IARC dijo que las pruebas de que los móviles suponen un riesgo para la salud se “limitaba” a dos tipos de tumores cerebrales – el glioma y el neuroma acústico – y son “insuficientes” cuando
se trata de otros tipos de cáncer.
El Presidente del grupo, el Dr. Jonathan Samet, dijo que: “La conclusión significa que podría haber algún riesgo, y por tanto tenemos que mantener un ojo sobre el vínculo entre teléfonos móviles y riesgo de cáncer”.
El IARC clasifica distintas cosas de acuerdo a si es probable que causen cáncer, desde el tabaco o virus a ciertos trabajos. 
Hay unas reglas de oro para este tipo de cosas. 
  Existen cinco posibles categorías de riesgo:
Grupo 1 es el mayor, reservado para cosas como fumar, asbestos, alcohol etc. Significa que hay pruebas extremadamente sólidas de que la cosa en cuestión provoca cáncer.
El Grupo 2A incluye cosas que son “probablemente carcinógenas para los humanos”. Aquí, las pruebas son “limitadas” para los humanos, pero “suficientes” en estudios con animales.
El Grupo 2B – 
éste es el grupo donde se encuentran ahora los teléfonos móviles – y se agrupan cosas que son “posiblemente carcinógenas para los humanos”. Significa que hay “pruebas limitadas” de que algo provoca cáncer en la gente, e incluso las pruebas en estudios con animales son “menos de lo suficiente”. El grupo 2B indica que hay ciertas pruebas de riesgo, pero nada convincente. Este grupo termina siendo una especie de cajón de sastre, e incluye todo desde la carpintería al cloroformo.
El grupo 3 indica que algo “no es clasificable como carcinógeno para los humanos”. Esto significa que las pruebas son “insuficientes” en humanos o “insuficientes o limitadas” en animales. Normalmente, simplemente no hay suficientes estudios para posicionarse.
El grupo 4 indica algo que probablemente no provoca cáncer en humanos. Hasta el momento, sólo hay un compuesto químico – caprolactama – en este grupo. La gente bromea con esto diciendo que todo provoca cáncer, pero simplemente refleja el hecho de que el IARC centra su atención en cosas que podrían suponer, potencialmente, un riesgo para la salud.
¿De dónde proceden las pruebas?
Incluso aunque este tema consigue una gran atención de los medios, se han realizado relativamente pocos estudios sobre teléfonos móviles y cáncer.
 La mayor parte de ellos son “estudios de caso-control – comparan gente que ya tiene cáncer (casos) con personas sanas (controles), y les preguntan sobre su uso de teléfonos móviles en el pasado. 
Estos estudios incluyen el estudio InterPhone, una colaboración internacional de científicos de 13 países, y el trabajo del grupo de Lennart Hardell en el Hospital Universitario de Orebro.
Hasta el momento, sólo un estudio danés ha seguido realmente a un grupo de personas sanas (alrededor de 420 000) para ver si su uso de los teléfonos móviles afectaban a un riesgo futuro de cáncer.
¿Qué dicen las pruebas?
Un menor número de publicaciones, mayormente del grupo de Hardell, han encontrado asociaciones entre teléfonos móviles y riesgo de cáncer cerebral. Pero la mayor parte de los artículos, incluyendo los de Interphone y el estudio Danés, han encontrado que el uso de los teléfonos móviles no incremental el riesgo de cáncer cerebral, 
o cualquier otro tipo de cáncer, durante al menos 10 años de uso.
Para darte una idea de las pruebas hasta la fecha, aquí tienes dos imágenes que representan los estudios sobre teléfonos móviles y cáncer cerebral de glioma hasta 2009 (tomado de éste artículo).
 La imagen de arriba muestra el efecto de uso a corto plazo (menos de cinco años), y la de abajo trata del uso a largo plazo (más de 5 años). 
Cada punto muestra el resultado de un único estudio. 
Si está en la línea horizontal, no hay efecto.
 Si está por encima o debajo de la línea, sugiere que los teléfonos móviles podrían incrementar o reducir el riesgo de cáncer, respectivamente.
Las barras por encima y debajo de los puntos son importantes – representan el “intervalo de confianza”, el cual indica cómo de fiable es el resultado. 
Si las barras cruzan la línea horizontal, esto significa que el resultado no es estadísticamente significativo.
 Podría deberse a la casualidad, o a un sesgo. 
Como puedes ver, sólo uno de los 14 estudios encontró que los teléfonos móviles afectaban significativamente al riesgo de cáncer.
El punto que está segundo por la derecha (etiquetado con “pooled estímate”) representa los resultados combinados de todos los estudios. 
De nuevo, puedes ver que está casi encima de la línea, lo que sugiere que los teléfonos móviles no afectan al riesgo de cáncer.
Gráfica
Algunos estudios han sugerido que las personas tienen un mayor riesgo de cáncer cerebral específicamente en el lado de la cabeza en el que sostienen sus teléfonos. 
Sin embargo, muchos de estos estudios también han informado de que no hay un incremento global de riesgo de cáncer, o un riesgo menor de tumores en el otro lado de la cabeza.
Los científicos no están de acuerdo sobre si este “efecto del lado de la cabeza” es real. 
Si los teléfonos estuviesen realmente incrementando el riesgo de cáncer cerebral en un lado de la cabeza, se esperaría que se viese reflejado en el resultado global. 
Alternativamente, el resultado podría deberse a un sesgo, debido a que la gente no recuerde con precisión cómo usaban sus teléfonos (ver más abajo). Tampoco está claro si la gente realmente sostiene sus teléfonos consistentemente en un lado de su cabeza.
¿Cuáles son las debilidades de estos estudios?
Todos los estudios existentes sufren problemas similares.
  • Una tecnología cambiante. La tecnología de los teléfonos móviles ha cambiado considerablemente en las últimas décadas, y no está claro si estudios basados en modelos viejos se aplicarían a los modernos.
  • Problemas de evaluación. Aún no hay formas claras de evaluar la exposición real de alguien a la radiación de un teléfono móvil. En lugar de esto, los estudios usan cuestionarios para calcular si y cómo usa la gente los teléfonos móviles. Estos cuestionarios dependen de que las personas recuerden con precisión su uso del teléfono móvil en los últimos años o décadas. En algunos estudios de Hardell, un tercio de los pacientes recibieron ayuda de sus parientes para completar los cuestionarios (comparado con uno entre 10 en los controles). En un caso, los cónyuges de los pacientes fallecidos estimaban cómo de a menudo usaban el teléfono móvil sus seres queridos.
  • Sesgo en el recuerdo. No está claro si las respuestas a estos cuestionarios son precisas – un problema conocido como “sesgo en el recuerdo”. Las respuestas podrían estar sesgadas debido a que la gente ha escuchado hablar sobre móviles y cáncer cerebral en los medios, debido a que el cáncer puede distorsionar la memoria, o simplemente debido a que no recuerdan cosas que sucedieron hace mucho tiempo.
Los estudios individuales han obtenido críticas más específicas.
El estudio danés dependía de registros de abonados en lugar de cuestionarios. Sin embargo, está la preocupación de que los abonados no siempre son los que usan los teléfonos, y que este método excluye a los usuarios de empresas, que podrían usar masivamente sus teléfonos.
Por ejemplo, el estudio InterPhone ha sido criticado por usar una definición poco realista de “usuarios normales” y tener una baja tasa de respuesta a sus cuestionarios. Los autores tampoco están de cuerdo sobre cómo deberían interpretarse sus resultados.
El grupo de Hardell ha sido criticado por publicar los mismos datos en múltiples artículos, informar de datos inconsistentes tales como tamaños de la muestra, y tener una tasa improbablemente alta de respuesta a sus cuestionarios.
Los resúmenes (abstracts) de sus artículos a menudo destacan vínculos estadísticamente significativos en grupos de personas muy específicos, mientras que ignoran los resultados globales negativos. Este tipo de análisis son difíciles de interpretar – si divides lo suficiente una muestra, terminarás con un número pequeño de personas en cada grupo y una mayor probabilidad de encontrar un resultado positivo por simple casualidad.
¿Hay conflicto de intereses?
La industria de los teléfonos móviles ha proporcionado fondos para el estudio InterPhone y el estudio danés. En ambos casos, los fondos han sido administrados a través de organizaciones externas independientes que actúan como “cortafuegos” para asegurar la independencia de los científicos. InterPhone, por ejemplo, recibió 19,2 millones de euros de patrocinio. 
5,5 millones de este total procedían de fuentes de la industria, y se administró a través de la Unión Internacional para el Control del Cáncer, o se reunió a través de impuestos y honorarios de las agencias gubernamentales.
Lennart Hardell no ha recibido patrocinio de fuentes de la industria, pero ha aparecidocomo testigo experto en casos de litigios que implicaban a teléfonos móviles.
¿Podría provocar cáncer los teléfonos móviles?
Ésta es una pregunta importante.
 Los científicos tienen confianza en que el tabaco, alcohol o los asbestos pueden provocar cáncer debido a que pueden explicar cómo afectan estas cosas a la forma en que funcionan nuestras células.
 Estas explicaciones se conocen como “mecanismos biológicos” – desempeñan un papel vital en establecer que algo provoca cáncer.
Hasta el momento, nadie ha sido capaz de proporciona un buen mecanismo biológico para el vínculo entre teléfonos móviles y cáncer. 
La cuestión del “cómo” aún sigue abierta. Los teléfonos emiten radiación de microondas, pero es millones de veces inferior a la energía de, pongamos, un rayo-X y no es lo bastante potente para dañar nuestro ADN. 
Calientan suavemente el cuerpo, pero de nuevo, no lo suficiente para que suponga un riesgo para la salud. 
Se han propuesto otras sugerencias, pero ninguna está respaldada por pruebas sólidas.
¿La tasa de cáncer se está elevando?
Si los teléfonos móviles incrementan el riesgo de cáncer cerebral, la tasa de esta enfermedad debería estar disparándose dado que el uso de los teléfonos móviles ha aumentado drásticamente en las últimas décadas.
Pero estudios en Estados Unidos, Nueva Zelanda, Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia no han encontrado tales tendencias. En el Reino Unido, la incidencia del cáncer cerebral se ha mantenido estable durante las últimas décadas. Un reciente estudio ingles concluye que: “el mayor uso de los teléfonos móviles entre 1985 y 2003 no ha llevado a un aumento notable en la incidencia del cáncer cerebral el Inglaterra entre 1998 y 2007”.
Los cánceres de cerebro necesitan muchos años para desarrollarse, por lo que es posible que estas tendencias sólo empezaran a aumentar tras más tiempo.
¿Qué hay de los repetidores?
La exposición a las antenas repetidoras es mucho menos probable que afecte a nuestra salud que los propios teléfonos, dado que su emisión es muchas veces más débil y usualmente por debajo de las líneas marcadas por organismos internacionales.
El año pasado, un estudio británico (el mayor de su tipo) encontró que: “no hay asociación entre el riesgo de cáncer infantil y la exposición a las antenas de repetición de teléfonos móviles durante el embarazo”. Los autores dicen que los resultados “deberían ayudar a colocar cualquier informe futuro sobre acumulación de cáncer cerca de antenas repetidoras de teléfonos móviles en un contexto público sanitario más amplio.
¿Qué deberíamos hacer a la luz de las pruebas?
Es comprensible que la gente esté preocupada por los teléfonos móviles, especialmente debido a que su uso está tan extendido. Pero hasta el momento, los estudios publicados no muestran que los teléfonos móviles puedan incrementar el riesgo de cáncer.   Esta conclusión está respaldada por la carencia de un mecanismo biológico sólido, y el hecho de que la tasa de cáncer cerebral no ha aumentado significativamente.
Sin embargo, todos los estudios realizados hasta el momento tienen debilidades, lo que hace que sea imposible descartar por completo un riesgo. Los teléfonos móviles aún son una tecnología nueva y hay pocas pruebas sobre su uso a largo plazo.
Por esta razón, el gobierno del Reino Unido toma una postura de precaución. Sugiere que si los adultos quieren usar un teléfono móvil, pueden minimizar su exposición haciendo llamadas cortas. También anima a que los niños de menos de 16 años no hagan sino llamadas esenciales y que sean cortas.
Y, como dijo el grupo de trabajo del IARC, se necesita más investigación.
¿Qué estudios hay en desarrollo?
Se ha configurado un gran estudio llamado COSMOS, que incluye investigadores del Reino Unido y otros países, para observar los efectos a largo plazo del uso de teléfonos móviles tras 20-30 años.   Como el estudio danés, reclutará personas sanas, medirá su uso del teléfono móvil y verá si afecta a su salud a largo plazo.
El estudio MOBI-KIDS, que implica a 13 países, se ha configurado para observar los efectos en la salud de niños.
vía: Ciencia Kanija

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