jueves, 23 de junio de 2011

Esperando volver...



Andrés y Alexis recogieron las toallas, limpiaron las arenas escondidas
entre los dedos de sus infantiles pies, y corrieron hacia la parada del micro.

Se haría pronto de noche y no querían que su madre les regañara.

Sus cabellos, todavía húmedos por el último baño,
resplandecían agitados por la carrera.

Llegaron exhaustos a la parada pero allí solamente había 
un anciano sentado plácidamente a la sombra de la marquesina.

Los dos hermanos le preguntaron educadamente si había pasado el micro
pero éste simplemente esbozó una sonrisa y los miró con ternura.

Los niños esperaron con impaciencia.

Tras un largo silencio el anciano los llamó:
- Sé por qué están nerviosos
- les dijo.

A su madre no le gusta que la noche los alcance en la calle, ¿verdad?
 - preguntó.

Andrés y Alexis se miraron y asintieron un poco asustados.
- Su madre es sabia, muy sabia.
Les contaré un secreto.
Cuando era todavía un niño como ustedes vine a la playa solo.

De regreso no llegué a tiempo para tomar el micro que me llevara a casa,
y desde entonces sigo aquí, esperándolo.

Volvió a sonreír tan calladamente como antes y cerró los ojos.

El micro llegó a su hora y los dos hermanos subieron presurosos a él.

El anciano se quedó sentado bajo aquella marquesina,
esperando regresar algún día a su hogar materno.

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