Es la explosión de mayor magnitud jamás provocada por el hombre.
La energía que liberó superó a todos los bombardeos de la segunda guerra mundial unidos - incluyendo las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki-.
El ingenio del que hablamos es la Bomba Zar,
de la extinta Unión Soviética.
La Bomba Zar fue desarrollada por científicos rusos con fines propagandísticos.
En aquellos momentos, la guerra fría se encontraba en su máximo apogeo
y las dos potencias mundiales se habían lanzado a una frenética carrera tecnológica y armamentística.
Un equipo de físicos soviéticos encabezado por Ígor Kurchátov la desarrolló
a principios de 1960, basándose en el modelo de fusión nuclear.
Estas bombas de hidrógeno - también denominadas bombas termonucleares-, liberan mucha más energía que las iniciales bombas de fisión,
y son hasta el momento las armas más mortíferas jamás creadas
por humanos.
A pesar de su enorme potencia, los altos mandos del Ejército Ruso desestimaron la idea de desarrollarla en masa debido a la poca utilidad práctica de la misma.
Su enorme peso -27 toneladas- implicaba que su transporte únicamente
se podía realizar utilizando una aeronave especial.
El hecho de que se tuviese que tirar en paracaídas también le restó eficacia práctica - ya que eso implicaba que podía ser interceptaba por la artillería antiaérea antes de hacer explosión.
Sin embargo, el factor determinante fue su poder destructivo:
únicamente podría ser utilizada para causar la destrucción de grandes megalópolis - léase Nueva York, o Tokyo- ya que lo contrario implicaría,
tal y como decían los dirigentes soviéticos, "matar moscas a cañonazos".
Prototipo de la bomba Zar
Así pues, el ejército Ruso programó el lanzamiento de su nuevo ingenio
para octubre de 1961, de modo que coincidiera su lanzamiento
con la celebración del 22º Congreso del Partido Comunista.
Para minimizar los efectos adversos de la radioactividad,
se reemplazó una pieza normalmente construida en uranio por otra de plomo, que permitió absorber gran parte de los neutrones rápidos.
Esto redujo la intensidad de la explosión de 100 megatones a 57,
pero también permitió evitar la famosa y temida lluvia ácida,
y dar al piloto del bombardero la oportunidad de escapar
de la furia destructiva del Zar.
El lanzamiento tuvo lugar el 30 de octubre en la remota península
de Nueva Zembla.
Para llegar a la zona cero, se utilizó un bombardero Tupolev especialmente modificado y revestido de pintura altamemente reflectante, para evitar
los daños derivados de la onda de choque térmica.
La madre de todas las bombas detonó a las 11.33 de la mañana,
y su potencia fue devastadora: la temperatura se elevó hasta el millón
de grados, y su intensidad fue tal que podría haber causado quemaduras de tercer grado a alguien que se encontrase
a 100 kilómetros
del epicentro.
Su luminosidad pudo verse a más de 1000 kilómetros,
y el hongo atómico que generó se elevó hasta los 67.000 metros.
Nunca el ser humano había provocado tanta potencia destructiva.
Comparativa ilustrada del tamaño de los hongos atómicos.
Queda claro que la Zar es la fuerte de la clase.
Si les parece inconcebible poder imaginar tanta energía, atentos a este dato: se estima que el meteorito que causó el cráter de Chicxulub
(que según la teoría más aceptada provocó la extinción de los dinosaurios), liberó 100 teratones de TNT (1014 toneladas),
2.000.000 de veces la potencia de la bomba del Zar
Por último, aquí tenemos un vídeo con escenas del lanzamiento
y explosión de la Bomba Zar.
Obervando su magnitud,
es fácil entender cómo es considerada la madre de todas las bombas.
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