jueves, 2 de junio de 2011

Una tarjeta al espacio...



Desde que en 1957 se lanzó al espacio el primer satélite artificial humano - el Sputnik I -, 
el hombre no ha cejado en su empeño de descubrir y explorar la vastedad del espacio.

De las múltiples misiones que se han desarrollado en estos 50 años, 
hoy vamos a hablaros de una de
 las más exitosas y curiosas.

 Exitosa, porque constituye a día de hoy el objeto creado por el ser humano que más lejos se encuentra de nuestro planeta, y además aún se mantiene operativo. 

Y curiosa, porque contiene en su interior un mensaje dirigido
 a un destinatario muy especial: los extraterrestres.

 Estamos hablando de la sonda espacial Voyager I.
  
Esta sonda fue lanzada desde la base norteamericana de Cabo Cañaveral 
el 5 de septiembre de 1977, con el propósito original de visitar y estudiar Júpiter y Saturno. 

Para ello, se le instalaron múltiples aparatos de medición capaces 
de analizar densidades, temperaturas, presiones atmosféricas... 

además de dos cámaras fotográficas equipadas con filtros de colores. 

La energía la consigue a través de tres generadores termoeléctricos de radioisótopos, una especie de "pilas nucleares" 
que pueden durar hasta 90 años.


 
Ubicación de los distintos instrumentos instalados en la sonda Voyager. 

La Voyager I aprovechó el campo gravitatorio de los planetas por los que pasó para aumentar progresivamente su velocidad - lo que se conoce como 
técnica del impulso gravitatorio -, 
por lo que logró llegar a Júpiter en enero de 1979

Durante ese periodo de tiempo pudimos conocer y observar maravillados
 las primeras imágenes que nos llegaban del gigante gaseoso, tomadas 
a menos de 300.000 kilómetros de distancia. 

Poco después le llegó el turno a Saturno, con similar éxito.


Fotografía de Júpiter realizada por la Voyager I, en la que se pueden
 ver las manchas del planeta y algunas de sus lunas. 

Nunca antes los astrónomos habían podído observar éste planeta 
con semejante nivel de detalle.

Y de ahí, hasta el infinito

Aunque la misión inicial de la Voyager I era la exploración de los citados planetas, a día de hoy continua funcionando 
y enviado datos a la tierra casi a diario.

 En 1988 superó la barrera de los 10.400.000.000 km previamente establecido por la sonda Pioneer 10, siendo el objeto creado por el hombre 
más lejano de nuestro planeta

Y su largo viaje continua, adentrándose cada vez más en los confines
 de nuestro cosmos a una velocidad de 61.200 Kilómetros por hora

En la actualidad, se encuentra a casi 18.000 millones de kilómetros
 de la Tierra, en una zona denominada por los astrónomos como Heliofunda. 

Se trata de la última frontera de nuestro sistema solar, por lo que la sonda está próxima a convertirse en el primer objeto interestelar
 de nuestra historia.

Un mensaje de bienvenida

La Voyager I continua en la actualidad suministrando a través de su antena datos
 a los científicos de la NASA, y se estima que continué haciéndolo hasta 2025
momento en el cuál sus fuentes de alimentación dejarán de funcionar. 

Sin embargo, continuará viajando en la vastedad 
del cosmos de forma indefinida. 

Por ello, se decidió que la sonda fuese utilizada no sólo como instrumento científico de medición, sino también como un instrumento de contacto: 
una suerte de mensaje en una botella lanzado en el océano interestelar.

Incrustado en su estructura, la Voyager I tiene un disco de gramófono bañado en oro con distintos mensajes
 destinados a su particular destinatario.

 Grabado en su superficie, tiene diversos dibujos que explican la forma 
de extraer el contenido del disco mediante el uso del código binario,
 y la situación de nuestro planeta con respecto a 14 pulsares.


Superficie del disco de oro con sus grabado y las correspondientes explicaciones. 
La verdad es que hay que ser un marciano para entender 
semejantes instrucciones.

En su interior, cuenta con un repertorio de 31 sonidos característicos 
de nuestro planeta, que van desde una sinfonía de Beethoven hasta
 un cordial "¡Hola, saludos a todos!" recitado en 55 idiomas.

En ésta página podemos escuchar éstos mensajes tan galácticos.

 Además, cuenta con una selección de 116 imágenes 
de nuestro planeta, nuestra apariencia, explicación básica 
de nuestras matemáticas, sistema de reproducción....
 
Aquí tenemos algunos ejemplos de las fotos codificadas en el disco:
 Un diagrama de matemáticas básico, una imagen de nuestro planeta
 y un ser humano.

La sonda Voyager I tardará unos 74.500 años en llegar a la estrella más cercana a nuestro sistema solar, Próxima Centauri. 

Es posible que por entonces ya nos hayamos destruido mutuamente, 
pero también cabe la posibilidad de que aún sigamos en éste Universo,
 y nuestro mensaje llegue a su destino. 

¿ Podemos imaginar la respuesta?

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