Si por casualidad pasan por el asteroide B 612, no se apresuren,
se los ruego, y deténganse un poco.
Si un niño llega hasta ustedes, si este niño ríe y tiene cabellos de oro
y nunca responde a sus preguntas, adivinarán en seguida quién es.
¡Sean amables con él!
Observen y aprendan.
Pero jamás lo cuestionen cuando limpia los volcanes,
arranca un baobab, cuida una flor o disfruta de una puesta de sol.
Podrían despertarlo.
Y eso sería terrible.
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