Árbol, sol y niños, de Antonio Álvarez Gordillo
Lo enrollamos despacito, como hace mamá con la alfombra del salón,
lo cargamos a hombros entre todos y lo tiramos al río.
Fue un robo sonado.
Después tuvimos cinco meses de vacaciones:
el tiempo que tardaron los mayores en construir de nuevo
el camino hasta la escuela.
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