Corriendo, corriendo, pasa por la vida, como polvo movido
por el viento en día de tormenta.
Solitario el momento, solo la penumbra del tiempo,
que manotea en el polvo y en las piedras para manejarlas a su antojo.
Todo silencio…como si nada existiera…,
no hay nada más que el tiempo…corriendo…, corriendo.
Murmura el viento, se queja porque le roba protagonismo.
No le gusta como domina el mundo ese tiempo caprichoso que se mueve como ventolera propia que a él le corresponde…, él, el viento, es el dueño de las cosas, de las tierras, de las piedras, de los años, de los momentos
que cruzan en el destino.
Pero el tiempo no le hace caso, sigue corriendo…, corriendo, yo lo domino todo, dice…, soy el dueño de los años, de las vidas, de las circunstancias,
de los retos….
Todo es mío porque paso corriendo, corriendo entre los hombres que no saben ni siquiera mirar a un costado, paso tan rápido que no me ven, sólo cuando
ya los he sobrepasado, son conscientes de que dejé en ellos la marca
de mi silencio al pasar por su lado…, ahora, se miran en el espejo
y saben que ya, son viejos.
El tiempo pasó corriendo…, corriendo y no supe verlo,
sin embargo, pasó por mi lado.
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