Hoy he multiplicado instantes por una eternidad que no cabe en el globo terráqueo, ni en el universo particular del Todo,
deseos aplazados o términos inventados.
He olvidado que día es día cuando la luz se resbaló en los tobillos.
Caminé agazapado en el atolladero de arrugas hostiles, sonrisas amargas,
y he despertado sin un sueño, sin tenerte, con horas destrozadas en segundos
y milésimas de necedad escritas en un vacío.
Pero mientras la noche sea noche seguiré hilando la plata,
la alquimia y la utopía.
Y la única voz que escucharé sera tuya, seras tú en el tiempo,
pretérito o no, tú y solamente tu frecuencia.
Sin confusiones, sin dioses, sin locuras, sin eyaculación de meteoritos,
ni cárcel con barrotes de ansiolíticos, ni gusanos en la manzana
o arañas en las paredes.
Solamente un espacio sin saberlo medio vacío.
