
Deja que hoy te mire con ojos silenciosos
mientras se gasta la tarde
ahí fuera
en la ciudad bulliciosa
que no sabe de melancolías
ni de ausencias
que no sabe de nosotros
por qué los abrigos son ineficaces
cuando el frío se ha adueñado de la memoria
si todo lo que hacemos es ahondar en el otro
como orugas sin párpados
tozudas desesperadas
ahondar en el cuerpo del otro
buscando no sé qué
buscando nadie sabe qué
y temblando de ternura y de miedo
y de soledad
por eso
hoy te miro con ojos silenciosos
mientras la tarde se rompe
en una constelación de mundos diminutos
cegadores
inalcanzables...
donde el olvido