viernes, 15 de febrero de 2013

Impacto Profundo... Un meteorito cayó hoy en Rusia (24471)

Ocurrió en los Montes Urales. 

La caída provocó conmoción en el lugar.

Un meteorito cayó en Rusia y causó al menos 400 heridos

La caída.
 El meteorito cayó a unos 80 kilómetros de la ciudad Satkí, cabecera del distrito del mismo nombre, informó un vocero de esa cartera a la agencia oficial rusa RIA-Novosti.
"En muchas de las casas de Satkí, así como en algunos edificios de Cheliábinsk (capital de la región homónima), saltaron los cristales de la ventanas", dijo el vocero.
"Por lo visto, cayeron fragmentos del meteorito en distintos lugares","No ha sido una lluvia de meteoritos, sino un meteorito que se desintegró en la capas bajas de la atmósfera", confirmó a la agencia Interfax Elena Smirnij, vocera del Ministerio del Interior ruso para Situaciones de Emergencia.
La vocera ministerial informó también de que la caída del meteorito no influyó en los niveles de radiación, que se mantienen dentro de los parámetros habituales para la región.


ALERTA TOTAL
Astrónomos y Físicos calculan que dentro 
de las 24hs podrían caer otros meteoritos 

La NASA calcula que hay 4.780 asteroides potencialmente peligrosos para la Tierra

Recreación de asteroides potencialmente peligrosos. | NASA

La NASA calcula que hay unos 4.700 asteroides que son potencialmente peligrosos para la tierra, según los datos de la sonda WISE, que analiza el cosmos en luz infrarroja.
Según informa la agencia espacial estadounidense, las observaciones de WISE (Wide-field Infrared Survey Explorer), han permitido la mejor evaluación de la población de los asteroides potencialmente peligrosos de nuestro sistema solar. Los asteroides potencialmente peligrosos (PHA, siglas en inglés) son un subconjunto del grupo más grande de los asteroides cercanos a la Tierra. Estos asteroides tienen órbitas cercanas a la Tierra, de unos de ocho millones de kilómetros), y son lo suficientemente grandes como para resistir el paso de la atmósfera terrestre y causar daños si cayeran a la Tierra. Los nuevos resultados fueron recogidos por el proyecto NEOWISE, que estudió la luz infrarroja una porción de 107 asteroides potencialmente peligrosos cercanos a la Tierra con la sonda WISE, para hacer predicciones sobre toda la población en su conjuntoSegún la NASA hay aproximadamente 4.700 de estos asteroides -con un margen de error de más o menos 1.500- que tienen diámetros mayores de 100 metros.  Hasta el momento, se calcula que entre el 20 y el 30% de estos objetos han sido localizados.

Peligrosos asteroides se acercan a la Tierra

Las rocas son de 100 metros de diámetro y están a 8 millones de kilómetros de la Tierra, 
20 veces más lejos que la Luna.
El impacto que podría tener sobre la tierra el choque del asteroide, la NASA dijo a modo de ejemplo,
 que uno de 40 metros que caiga sobre la Tierra puede generar un efecto similar al de una bomba nuclear
 de tres megatones.
Los expertos espaciales sostienen que una roca que puede generar peligro es aquella de grandes proporciones como para poder sobrevivir al intenso calor que puede generar su ingreso a la atmósfera 
y provocar enormes daños.
Los datos sobre el potencial peligro fueron detectados a través de la sonda WISE 
(Wide-field Infrared Survey Explorer), encargada de analizar el cosmos en luz infrarroja.
Se estima que se han encontrado entre el 20% y el 30% de esos objetos por lo que a futuro necesitarán de esfuerzo para encontrar a todos los que podrían causar graves daños.
La escala de Torino muestra el riesgo que puede constituir para la Tierra un asteroide o cometa. 
En la escala, un 0 indica que la probabilidad de impacto es prácticamente nula. 
Un 10, que una colisión grave tendrá lugar fuera de toda duda. 
Afortunadamente, en este siglo no parece que vaya a producirse un encuentro catastrófico, aunque aún se desconoce la trayectoria de muchos de estos proyectiles estelares.


Estas colisiones son, además, un fenómeno más frecuente de lo que se podría imaginar
. Los rostros craterizados de la Luna y de Marte son la prueba irrefutable de que todos los planetas y satélites del Sistema Solar han estado sometidos a un intenso bombardeo desde su formación. 
Así, según señala la revista Science, un equipo de geólogos de la Universidad de Stanford precisó en agosto que el impacto meteórico terrestre más antiguo del que se tiene noticia tuvo lugar hace 3.470 millones de años, apenas 1.000 millones de años después de que se constituyera nuestro planeta.
Hasta cierto punto, podemos sentirnos afortunados.
 En nuestro caso, la atmósfera repele o desintegra buena parte de los agresores espaciales más pequeños, ya sean asteroides, cometas o partes escindidas de ellos, dejando en su lugar inofensivos espectáculos visuales en forma de estrellas fugaces.
Demasiado cerca 
La distancia a la que pasa un asteroide o cometa de la Tierra se mide en unidades astronómicas o UA (*). 
Si se aproxima mucho, se usa el intervalo que nos separa de la Luna. Así, el cuerpo 2001 YBS pasó en enero a 0,003 UA, esto es, una vez y media la distancia entre la Tierra y nuestro satélite.


Saber la hora del impacto
A pesar de los esfuerzos del programa Spaceguard Survey, iniciado por la NASA en 1998 con el objetivo de detectar el 90 por 100 de los NEO mayores de un kilómetro que acosan a la Tierra, lo cierto es que faltan medios, y al ritmo de investigación actual aún se tardarán unos 20 años en detectarlos. Así las cosas, y aunque la probabilidad de que nuestro planeta sea golpeado por un NEO de 300 metros de diámetro durante el próximo siglo apenas es de un 1 por 100, en palabras de David Morrison, del Centro de Investigación Ames de la NASA “con menos de la mitad de los mayores NEO aún por descubrir, no nos es posible predecir con total certeza cuándo se producirá un futuro impacto. De hecho, en muchos casos, el primer indicio de un choque de estas características sería un enorme resplandor y un perceptible temblor de tierra”.
Por el contrario, si detectamos un NEO en ruta de colisión, lo más probable es que dispongamos de bastantes décadas para prepararnos. Según los astrónomos, el esfuerzo merece la pena, y mucho, porque si bien una roca de unos pocos kilómetros de diámetro, capaz de afectar a la Tierra en su totalidad, sólo nos roza cada varios millones de años, cada 200.000 años aproximadamente se desploma un pedazo de cielo cuyo impacto borraría literalmente del mapa la vida sobre un continente, si es que no destruye en el proceso la misma masa continental. Quizá en el término de una vida humana este hecho apenas sea relevante, pero a escala geológica, la amenaza de los asteroides es un asunto de la mayor importancia.
Y es que quizá Albert Einstein tenía razón y a Dios no le gusta jugar a los dados con el Universo, pero, desde luego, de vez en cuando, a nuestro misterioso demiurgo le encanta sacar el taco de la gravedad y echar una partidita de billar cósmico.


EL FIN DE UN LINAJE DE 150 MILLONES DE AÑOS
Hace 65 millones de años, el impacto de un asteroide borró de la faz de la Tierra el 80 por 100 de las especies de seres vivos y acabó con la totalidad de los grandes animales que vivían en ella, entre ellos, los dinosaurios.


Retrato del aniquilador
Características de un asteroide potencialmente peligroso según la Unión Astronómica Internacional:
Diámetro: más de 175 metros; el choque de un cuerpo de más de
1 km provocaría un desastre global.
Distancia mínima a la Tierra: 0,05 UA (7,5 millones de km).
Fuerza explosiva: más de 2.000 megatones (unas 100.000 bombas como la de Hiroshima).
Diámetro del cráter producido: más de 2 km.
Número estimado de objetos: alrededor de 1.000.
Número conocido: 449.
Número estimado de víctimas: más de 100.000.

La amenaza que viene del cielo


CUANDO EL TAMAÑO SÍ IMPORTA.
La probabilidad de que un asteroide impacte contra la Tierra, así comola gravedad
de las consecuencias de la colisión, depende del diámetro de la roca. 
Los científicos estiman que rondan la Tierra mil de estos objetos mayores de 1 kilómetro, esto es,
los que pueden causar un desastre global.

Hay que tener muy mala suerte
Un estudio de la revista New Scientist reveló que la probabilidad de fallecer por el impacto de un asteroide es mínima. Los científicos estimaron que cada 500.000 años se da una colisión fatal que acabaría con una 
de cada 4 personas.
 En una vida de 75 años, el riesgo es de 1 entre 25.000. Éstas son algunas de las causas de muerte
 violenta más probables en Occidente:

Accidente de circulación: 1 entre 100. 
Asesinato: 1 entre 300. 
Incendio: 1 entre 800. 
Electrocución: 1 entre 5.000. 
Accidente de aviación: 1 entre 20.000.
Impacto de asteroide: 1 entre 25.000. 
Inundación: 1 entre 30.000. 
Tornado: 1 entre 50.000. 
Picadura venenosa: 1 entre 100.000. 
Accidente con fuegos artificiales: 1 entre 1 millón. 
Envenenamiento alimenticio severo: 1 entre 3 millones

No hay donde esconderse
Quizá la opción más evidente sea la evacuación de la población de la zona de impacto, pero el gran número de personas y medios a movilizar convierten la tarea en una empresa formidable. 
Además, los astrónomos advierten que de poco valdría ocultarse si el asteroide o cometa fuera demasiado grande.
 En tal caso, el choque afectaría a todo el planeta, por lo que habría que poner en marcha otros planes.
Uno de los más estudiados implica cambiar la trayectoria del objeto, aunque para conseguirlo tendríamos que detectarlo con mucha antelación. La desviación se lograría provocando a lo largo de su órbita sucesivas explosiones de gran intensidad o quizá fijando en la superficie de la roca un dispositivo capaz de hacerlo cambiar de rumbo, 
como un conjunto de velas solares. 
En teoría, estos ingenios podrían recoger el flujo de partículas que emana del sol, una pequeña pero significativa energía que poco a poco alteraría la ruta del asteroide.
Una propuesta aún más peculiar concibe la utilización de una nave spray que pintara toda su superficie. 
De este modo, cambiaría el reflejo de la luz y el ligero empuje provocado por la radiación solar acabaría desviándolo.
El plan es correcto, pero su eficacia resulta más que dudosa. Sencillamente se tardaría demasiado en variar el rumbo del asteroide o cometa asesino.
Así las cosas, no son pocos los científicos que siguen pensando en usar proyectiles, 
incluso contra objetos de apenas 
10 metros. 

La NASA con su misión Deep Impact tiene previsto enviar 
una carga de 350 kilos contra el asteroide Tempel 1 y analizar los resultados.



Seis estrategias con posibilidades de éxito



Astrónomos y militares de todo el mundo desarrollan decenas de planes más
 o menos realistas para impedir que un NEO choque con la Tierra. 
Sabemos que cuando es demasiado grande, un ataque con explosivos nucleares no garantiza su destrucción. 
Sin embargo, podríamos desviarlo. 
¿Pero cómo?
Acelerador espacialUna vez confirmado que la órbita del NEO lo lleva directamente contra la Tierra, se enviaría o se instalaría en él un cohete. Éste alteraría su recorrido antes de que entrara en ruta de colisión. La principal dificultad del plan es lograr situar con éxito el cohete.Empujón nuclearHoy por hoy, ésta es la estrategia de defensa con más posibilidades de éxito con la que contamos. Uno o varios misiles equipados con ojivas nucleares explotarían en las cercanías del asteroide o cometa. La energía liberada modificaría así su rumbo sin destruirlo.
Canicas a escala cósmicaSe trata de empujar mediante cohetes un pequeño asteroide, de menos de 100 metros de diámetro, en dirección a la roca que amenaza la Tierra. En teoría, nuestro proyectil alcanzaría una gran velocidad y tras impactar sacaría al NEO asesino de su trayectoria.La fuerza de la luzParte del programa Clementina 2 del Departamento de Defensa de EE UU prevé usar un rayo láser de alta intensidad para interceptar un asteroide o variar poco a poco su rumbo. Sin embargo, obtener la energía capaz de producir un haz así aún es un reto.
SupertaladradorasCon suficiente antelación antes del impacto, podría construirse en la superficie del asteroide o cometa un gran taladro que extrajera material y lo arrojara al espacio, alterando así la masa y rumbo del NEO. El problema es proporcionar la energía necesaria al ingenio.Un barco de velas solaresDe los seis escenarios, este quizá sea el menos realista, aunque su base teórica es correcta. Unas velas especiales de 1.000 km de envergadura recogerían el haz de partículas que despide el Sol. Con el tiempo, el empuje, aunque pequeño, acabaría desviando la roca.



PROBLEMAS DE ORIENTACIÓN
Esta imagen del asteroide 433 Eros muestra la inusual topografía y gravedad presentes en estos objetos. Así, un balón dejado en una zona coloreada en rojo se desplazaría hacia una en azul.

Vamos muchachos, tenemos que salvar a la Tierra hoy.