
El diputado kirchnerista Roberto Feletti afirmó que las restricciones a la compra de dólares van a continuar "hasta que se complete el proceso de pesificación, o sea que el peso se convierta en una moneda de reserva de valor".
El diputado parece creer que es posible transformar en moneda a unos papeles pintados que pierden valor por efecto de la inflación, solo porque ellos lo quieren así.
Cree que porque a la gente se le prohíba comprar dólares, el peso va a dejar de perder su valor y no se va a derretir como una barra de hielo al sol en verano.
Nadie puede negar que una emisión monetaria del 35% derrite el poder de compra de una moneda, que es la tasa de emisión monetaria que está llevando a cabo el BCRA.
Con la moneda ocurre lo siguiente. Como el BCRA produce una moneda de mala calidad y nadie la quiere, en vez de corregir el problema y producir una moneda que no se derrita como reserva de valor, lo que hacen es prohibirle a la gente defender el fruto de su trabajo.
El gobierno quiere que la gente se quede con los pesos que pierden valor aceleradamente, y ellos quedarse con los dólares. Y encima tienen la desvergüenza de decir que la culpa de la inflación es de los formadores de precios, unos señores malos y desesperados por plata que aumentan continuamente los precios para perjudicar a la gente.
La única verdad es que la inflación es producto de la emisión de dinero sin respaldo, y el UNICO que puede fabricar dinero ES EL ESTADO.
La inflación es el impuesto más regresivo porque afecta con mayor intensidad a los sectores de menores ingresos.
Los ricos (y los funcionarios) saben como escapar a esta calamidad, pero la clase media y baja no tiene forma de hacerlo, salvo comprando dólares, de a poquito, al precio que sea.
¿Qué se puede hacer, sino? ¿Ponerlo en el banco? La tasa es la mitad del índice real de inflación. ¿Comprar acciones? Eso es para expertos, y casi ni para ellos, sino pregúntenles a los que compraron acciones de YPF a fin del año pasado y perdieron más del 70%. ¿Comprar una casa? Esa posibilidad no esta al alcance de un trabajador. ¿Guardar los pesos en el colchón? Esa, es la peor opción, porque al año tendrá reducido en un 25% el poder de compra.
Muchos optan por consumir. Pero eso es renunciar al ahorro, y con ello, a un futuro que le permita comprar un bien mayor, por ahora inalcanzable.
La pregunta entonces es ¿Qué hacer mientras tanto?
El diputado parece creer que es posible transformar en moneda a unos papeles pintados que pierden valor por efecto de la inflación, solo porque ellos lo quieren así.
Cree que porque a la gente se le prohíba comprar dólares, el peso va a dejar de perder su valor y no se va a derretir como una barra de hielo al sol en verano.
Nadie puede negar que una emisión monetaria del 35% derrite el poder de compra de una moneda, que es la tasa de emisión monetaria que está llevando a cabo el BCRA.
Con la moneda ocurre lo siguiente. Como el BCRA produce una moneda de mala calidad y nadie la quiere, en vez de corregir el problema y producir una moneda que no se derrita como reserva de valor, lo que hacen es prohibirle a la gente defender el fruto de su trabajo.
El gobierno quiere que la gente se quede con los pesos que pierden valor aceleradamente, y ellos quedarse con los dólares. Y encima tienen la desvergüenza de decir que la culpa de la inflación es de los formadores de precios, unos señores malos y desesperados por plata que aumentan continuamente los precios para perjudicar a la gente.
La única verdad es que la inflación es producto de la emisión de dinero sin respaldo, y el UNICO que puede fabricar dinero ES EL ESTADO.
La inflación es el impuesto más regresivo porque afecta con mayor intensidad a los sectores de menores ingresos.
Los ricos (y los funcionarios) saben como escapar a esta calamidad, pero la clase media y baja no tiene forma de hacerlo, salvo comprando dólares, de a poquito, al precio que sea.
¿Qué se puede hacer, sino? ¿Ponerlo en el banco? La tasa es la mitad del índice real de inflación. ¿Comprar acciones? Eso es para expertos, y casi ni para ellos, sino pregúntenles a los que compraron acciones de YPF a fin del año pasado y perdieron más del 70%. ¿Comprar una casa? Esa posibilidad no esta al alcance de un trabajador. ¿Guardar los pesos en el colchón? Esa, es la peor opción, porque al año tendrá reducido en un 25% el poder de compra.
Muchos optan por consumir. Pero eso es renunciar al ahorro, y con ello, a un futuro que le permita comprar un bien mayor, por ahora inalcanzable.
La pregunta entonces es ¿Qué hacer mientras tanto?
Y la gente sabe una formula que SIEMPRE ha dado resultado en los últimos 50 años:
COMPRAR DOLARES.
Y no lo hace por capricho. Simplemente, la gente defiende el fruto de su trabajo del impuesto inflacionario.
Para el gobierno, que cada uno defienda el fruto de su trabajo, es ser antipatria, destituyente, egoísta y cuanto calificativo uno pueda encontrar para descalificar a una población que sabe cómo es esto de la inflación y de cómo afecta su trabajo y su salario.
Lo mas gracioso es que nos dan como ejemplo a Brasil, porque la gente ahorra allí en su moneda. Lo que no dicen, es que Brasil tiene una inflación anual del 2 o 3%, muy lejos del 25% (como mínimo) del “modelo K”.
Y como frutilla del postre, está la hipocresía de saber (porque lo han dicho ellos mismos) que esos mismos funcionarios compran y ahorran en dólares. Entonces, ¿Por qué los trabajadores no?
Esa es la razón por la que el dólar seguirá siendo por mucho tiempo la única reserva de valor, en la que el asalariado podrá ir ahorrando, de a poco y al precio que tenga en el mercado marginal o paralelo, para lograr algún día hacer realidad su sueño de progresar y aspirar a un futuro mejor.
Y no lo hace por capricho. Simplemente, la gente defiende el fruto de su trabajo del impuesto inflacionario.
Para el gobierno, que cada uno defienda el fruto de su trabajo, es ser antipatria, destituyente, egoísta y cuanto calificativo uno pueda encontrar para descalificar a una población que sabe cómo es esto de la inflación y de cómo afecta su trabajo y su salario.
Lo mas gracioso es que nos dan como ejemplo a Brasil, porque la gente ahorra allí en su moneda. Lo que no dicen, es que Brasil tiene una inflación anual del 2 o 3%, muy lejos del 25% (como mínimo) del “modelo K”.
Y como frutilla del postre, está la hipocresía de saber (porque lo han dicho ellos mismos) que esos mismos funcionarios compran y ahorran en dólares. Entonces, ¿Por qué los trabajadores no?
Esa es la razón por la que el dólar seguirá siendo por mucho tiempo la única reserva de valor, en la que el asalariado podrá ir ahorrando, de a poco y al precio que tenga en el mercado marginal o paralelo, para lograr algún día hacer realidad su sueño de progresar y aspirar a un futuro mejor.

