Desperté de pie, aturdido, sorprendido, y preguntándome quién sería aquella mujer que me estaba anudando la corbata, o quiénes eran todos aquellos seres que me rodeaban, o cómo había llegado yo hasta allí.
Cuanto más miraba a mi alrededor más convencido estaba de que me hallaba en otro planeta:
aquellos seres tan extraños nos miraban y hacían ruidos incomprensibles,
como si fuéramos los animales de un zoo…
Quizás por eso no recordaba nada después de abrir la puerta de mi casa para ir al trabajo:
¡Me habían secuestrado y ahora era un animal en un zoo alienígena!
Pero… ¿Por qué aquella mujer seguía empeñada en anudarme la corbata sin decir nada?