A veces la vida en vuelo rasante
hace un picado y ataca inesperadamente.
Sin previo aviso, sin opción.
hace un picado y ataca inesperadamente.
Sin previo aviso, sin opción.
Rasga de lado a lado, sin compasión.
Por la brecha abierta,
sin a penas enterarte
sin a penas enterarte
entra un naranja almizcle envolvente,
suavemente húmedo,
dulce, tenue, pringoso.
dulce, tenue, pringoso.
Impregnándote entera
de ámbar brillante.
de ámbar brillante.
Sin ofrecer resistencia quedas encapsulado.
Atrapado por bruma mágica de adormidera,
rodeado de una narcótica calidez paralizante.
rodeado de una narcótica calidez paralizante.
Embriagado...
Radiante, fosforescente,
poseído no ves nada.
Ciego completamente.
El cielo se rasga en cortinones húmedos.
Por un burbujeante
cielo dorado.
Entre
besos,
bisbiseos,
susurro de olas,
caricias saladas,
brisa de mar en calma.
Apurando hasta el fondo la copa
de un sol moribundo en el ocaso
que escurres hasta la última gota.
Para emerger en el amanecer
celeste de algún archipiélago
del horizonte estrellado.
Aterrizando sin saber
ni cómo, ni cuándo
entre millones de granos de arena.
ni cómo, ni cuándo
entre millones de granos de arena.
Escrita en naranja de olas, diluida,
derramada, confundida con ella.
Mientras una luz áurea cegadora
ilumina todo de oscuridad brillante.
Radiante, fosforescente,
poseído no ves nada.
Ciego completamente.
Estando así no importa...
Si te pinchan, cortan o trinchan.
Da igual si te rompen en trozos grandes
pequeñitos, lonchas o cachitos.
Si te vuelves hormiga o mariposa,
avestruz, pájaro listo o boba.
Estás ida, anestesiada
mirando absorta las olas.
mirando absorta las olas.
No importa si trepan sobre ti o escalan.
Si lo hacen de arriba a abajo, de cara,
al biés o de perfil, no importa nada.
Abrasado vivo y aún así helado.
Consumido entre nubes.
Evaporado.
Desgraciadamente...
Bajo máxima presión
el vidrio estalla.
Bajo máxima presión
el vidrio estalla.
Rompe en mil pedazos
hecho añicos.
hecho añicos.
Era previsible. El naranja entre olas, muta a azul
grisáceo, plomizo y de lo cálido, pasamos al frío.
La tormenta se cierne...
Sorda, sin ruido,
todo se apaga,
se vuelve oscuro.
Sorda, sin ruido,
todo se apaga,
se vuelve oscuro.
El cielo se rasga en cortinones húmedos.
Fosforescencia irisada volatilizada, humo.
La brecha desgarrada en carne viva
llora desangrada lágrimas de lluvia.
Y una inundación grisácea lo envuelve todo.
El ámbar dorado infectado de humedad
ahoga al naranja en azul mustio,
desvaído, muerto, sin brillo.
Justo entonces...
Aparece Cronos al rescate
con su cola mágica de instantes,
semanas, quizá años, tal vez meses.
Suave, poco a poco te pega despacito.
Aparece Cronos al rescate
con su cola mágica de instantes,
semanas, quizá años, tal vez meses.
Suave, poco a poco te pega despacito.
Mientras
fragua el pegamento
de segundos infinitos...