
_ Viste el coso ese que va en el coso atrás del coso más grande.
_ aha.
_ Es así mas o menos, y se enchufa en el coso más grande por una cosita que le sale de un lado y del otro lado es un poco más grande como que todo lo que pase por adentro fluya rápido y sin problemas.
_ Claro.
_ ¿Tenés el coso este? hace más de un mes que ando buscando y no lo puedo conseguir. Sí, ya sé, ni me hables de internet. Encontré un tipo que decía que tenía el coso este, usado pero en buen estado. Le hice el pedido, pagué, y te digo que no me salió nada barato. A la semana recibo, el coso este, bien embalado en un pequeño recipiente aislado de la humedad y protegido de los golpes. Y yo contento, por fín. Si es lo único que me falta. Y entonces lo pongo ahí donde está el espacio vacío. Y adiviná qué, no encajaba.
La porquería era medio milímetro más grande y aunque lo forzara no entraba. Además vos sabés que con estas cosas no se puede andar improvisando. Tiene que ser el coso que fue fabricado para el otro coso sino no hay caso.
Es inútil.
_ Entiendo. Me voy a fijar. Te muestro lo que tengo y vos decidís si te sirve o no.
El hombre desaparece en el fondo de la tienda y al cabo de un par de minutos reaparece con un par de cajas en las manos.
_ Tenés dos opciones, la cara y la barata. En cualquier caso lo que necesitás es un fragmento de la rama septal del tabique interventricular.
_ ¡Ese mismo!
_ La opción cara fue fabricada en Santiago del Estero y tiene diez años de garantía. La opción barata es la japonesa, está hecha a base de cartílago de tiburón. Pero no tiene garantía.
_ ¿Y vos cuál decís?
_ La cara desde luego. Cualquier cosa se la cambiamos. Y si tiene dificultades el suplemento viene con dos horas de crédito para conectarse con un técnico especialista que le va indicando como mejorar el proceso de instalación de la rama septal.
_ No creo que haga falta. Bueno. Está bien. Me la llevo.
_ No se va a arrepentir. Con esto seguro que termina su proyecto.
¿Cuánto hace que está muerta?
_ Mañana van a ser 15 años. Pero este coso es lo único que me falta. Mañana, si Dios quiere, voy a revivir a la vieja. Sí señor, cuando despierte,
ni ella misma se va a reconocer.
Ay mi viejita querida, te voy a revivir, ya vas a ver.