viernes, 30 de agosto de 2013

aquella Función de magia (30180)


Señores lectores, frente a ustedes, el mago más increíble de todos los tiempos.
 El único, el inimitable, el misterioso mago ¡Adolfo!
 Fuerte el aplauso.

 Está hoy con nosotros tras haberse presentado en las grandes capitales del mundo en su gira permanente que ya lleva más de veinte años.

 Miles de personas asistieron a sus funciones en Nueva Delhi, Bagdad, Singapur, Pekin, Roma, Moscú, y decenas de ciudades en los cinco continentes y se sorprendieron ante su más famoso acto, el más increíble de todos, el acto de de-sa-pa-ri-ción.

El increíble Adolfo es capaz de aparecer y desaparecer al lado de cada uno de ustedes señoras y señores lectores.

 Estén donde estén.
 La magia no reconoce fronteras. 

Presten atención, el mago Adolfo necesita que todos ustedes se concentren, recuerden que la magia para que ocurra resulta del trabajo compartido entre el mago y el espectador. 

No se distraiga, no se levante de su asiento, no quite los ojos del texto y sobre todo confíe. 
Entonces... la magia ocurre! 

Ahora mismo Adolfo está detrás de usted, parado en un cono de penumbra, no se mueva, no se inquiete. 

Ahora, muy lentamente señores lectores giren la cabeza y el mago ¡ya no está! ha de-sa-pa-re-ci-do.

 ¡Espectacular! Aplausos señoras y señores. Aplausos.