martes, 22 de octubre de 2013

UN PAPA CONTRA EL VATICANO (31191)

Foto: La revolucionaria agenda de Francisco amenaza a la Curia de Roma :

UN PAPA CONTRA EL VATICANO :
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«Revolución» y «Papado». Difícilmente podríamos pensar hace apenas unos meses que estos dos términos pudieran ser sinónimos. Sin embargo, el cardenal Jorge Mario Bergoglio ha obrado el milagro, tras ser nombrado nuevo papa Francisco. Muy poco tiempo después, ya nadie duda de que un gran cambio está en marcha, y sus efectos irán mucho más allá de la Iglesia que gobierna o de la fe católica que predica. La transformación que asoma por el horizonte terminará afectando a las conciencias de creyentes, no creyentes y al orden establecido.
La analista vaticana Lucía Magi ha sido tajante: Con Francisco al frente del pontificado, «habrá purgas, pero falta por ver si los depurados caerán disparando o sin resistencia». En verdad, ya nadie niega lo evidente y son los propios altos jerarcas de la Iglesia quienes hablan sin disimulo. El recientemente cesado y polémico Secretario de Estado Vaticano Tarsicio Bertone comentaba la existencia de «una red de cuervos y víboras» en la Santa Sede. El papa emérito Benedicto XVI renunció al cargo, precisamente, tras recibir un informe redactado por tres cardenales en el que se ponía de manifiesto el oscuro entramado de intereses y alianzas que atenazaba al Vaticano.

El contenido de ese texto le fue confiado personalmente a su sucesor Francisco y no trascendió a la opinión pública. Sin embargo, la revista Panorama señaló que describía la «extendida resistencia de la Curia al cambio y muchos obstáculos a las acciones pedidas por el Papa para promover la transparencia».

Por su parte, el diario italiano La Repubblica apuntó a las «luchas de poderes» y añadió la presencia de «una red homosexual compleja, organizada y cimentada dentro de la cúpula de la Iglesia». El presidente de aquella comisión de investigación, cardenal Julián Herranz, tampoco pudo evitar hablar de «ovejas negras».

Pero ha sido el propio Francisco quien, en una entrevista a ese mismo diario, proclamó que «la Corte es la lepra del papado» y «tiene un defecto: es Vaticano-céntrica. Cuida los intereses del Vaticano, que son todavía, en gran parte, intereses temporales. Esta visión Vaticano-céntrica se olvida del mundo que nos rodea». Bergoglio fue aún más claro en su homilía ante el Cuerpo de Gendarmería Vaticana, donde advirtió contra los rumores y chismorreos que el diablo introduce en el Vaticano para tratar de crear una guerra civil. Una forma metafórica de reclamar la adhesión inquebrantable de esa milicia, poniéndoles en guardia contra aquellos que, desde los propios pasillos de San Pedro, divulgan infundios para debilitar la autoridad papal.

LA REACCIÓN DE LOS PODERES OSCUROS
Y es que, ante los primeros cambios drásticos promovidos por Francisco, ya se han producido importantes zancadillas. El 20 de julio de 2013, el semanario L’Espresso reveló una presunta relación homosexual entre monseñor Battista Ricca y un capitán de la Guardia Suiza. Esta noticia fue interpretada como una maniobra para mancillar al nuevo hombre de confianza del pontífice en el denominado Banco Vaticano. Según el experto vaticanista Sandro Magister, al papa le habrían ocultado los amoríos del cardenal antes de designarlo a la entidad financiera, para así poder destaparlos y desacreditarle una vez ocupado el puesto. No obstante, desde la Santa Sede siguen apostando por Ricca y califican como «poco fiables» esas revelaciones. Verdad o no, el trasfondo de la noticia deja ver que Francisco está removiendo un terreno delicado, repleto de trampas inesperadas. Cualquier revolución social e institucional necesita seguir unas líneas maestras muy claras… (Continúa en AÑO/CERO 280).

«Revolución» y «Papado». Difícilmente podríamos pensar hace apenas unos meses que estos dos términos pudieran ser sinónimos. Sin embargo, el cardenal Jorge Mario Bergoglio ha obrado el milagro, tras ser nombrado nuevo papa Francisco. Muy poco tiempo después, ya nadie duda de que un gran cambio está en marcha, y sus efectos irán mucho más allá de la Iglesia que gobierna o de la fe católica que predica. 

La transformación que asoma por el horizonte terminará afectando a las conciencias de creyentes, no creyentes y al orden establecido.

La analista vaticana Lucía Magi ha sido tajante: Con Francisco al frente del pontificado, «habrá purgas, pero falta por ver si los depurados caerán disparando o sin resistencia». En verdad, ya nadie niega lo evidente y son los propios altos jerarcas de la Iglesia quienes hablan sin disimulo. 

El recientemente cesado y polémico Secretario de Estado Vaticano Tarsicio Bertone comentaba la existencia de «una red de cuervos y víboras» en la Santa Sede. El papa emérito Benedicto XVI renunció al cargo, precisamente, tras recibir un informe redactado por tres cardenales en el que se ponía de manifiesto el oscuro entramado de intereses y alianzas que atenazaba al Vaticano.

El contenido de ese texto le fue confiado personalmente a su sucesor Francisco y no trascendió a la opinión pública. Sin embargo, la revista Panorama señaló que describía la «extendida resistencia de la Curia al cambio y muchos obstáculos a las acciones pedidas por el Papa para promover la transparencia».

Por su parte, el diario italiano La Repubblica apuntó a las «luchas de poderes» y añadió la presencia de «una red homosexual compleja, organizada y cimentada dentro de la cúpula de la Iglesia».

 El presidente de aquella comisión de investigación, cardenal Julián Herranz, tampoco pudo evitar hablar de «ovejas negras».

Pero ha sido el propio Francisco quien, en una entrevista a ese mismo diario, proclamó que «la Corte es la lepra del papado» y «tiene un defecto: es Vaticano-céntrica. Cuida los intereses del Vaticano, que son todavía, en gran parte, intereses temporales. 

Esta visión Vaticano-céntrica se olvida del mundo que nos rodea». Bergoglio fue aún más claro en su homilía ante el Cuerpo de Gendarmería Vaticana, donde advirtió contra los rumores y chismorreos que el diablo introduce en el Vaticano para tratar de crear una guerra civil. Una forma metafórica de reclamar la adhesión inquebrantable de esa milicia, poniéndoles en guardia contra aquellos que, desde los propios pasillos de San Pedro, divulgan infundios para debilitar la autoridad papal.

LA REACCIÓN DE LOS PODERES OSCUROS

Y es que, ante los primeros cambios drásticos promovidos por Francisco, ya se han producido importantes zancadillas. El 20 de julio de 2013, el semanario L’Espresso reveló una presunta relación homosexual entre monseñor Battista Ricca y un capitán de la Guardia Suiza. 
Esta noticia fue interpretada como una maniobra para mancillar al nuevo hombre de confianza del pontífice en el denominado Banco Vaticano. Según el experto vaticanista Sandro Magister, al papa le habrían ocultado los amoríos del cardenal antes de designarlo a la entidad financiera, para así poder destaparlos y desacreditarle una vez ocupado el puesto. 
No obstante, desde la Santa Sede siguen apostando por Ricca y califican como «poco fiables» esas revelaciones. Verdad o no, el trasfondo de la noticia deja ver que Francisco está removiendo un terreno delicado, repleto de trampas inesperadas. 
Cualquier revolución social e institucional necesita seguir unas líneas maestras muy claras…