miércoles, 13 de noviembre de 2013

La bomba en el sótano de la física


"Los sentimientos son físicos, pero las leyes conocidas de la física,
 que supuestamente nos proporcionan una descripción completa del mundo, no tienen sitio para ellos.

 Pese a su maravilloso poder, la selección natural no evoca algo a partir de nada: ha de haber un germen de algo sobre lo que actuar, un germen de un sentimiento, cabría decir, que la evolución pueda convertirse en la majestuosidad de la mente.

 Es esto lo que el físico-químico escocés Graham Cairns-Smith llama
 "la bomba en el sótano" de la física moderna.

 Es de suponer, dice, que si los sentimientos no corresponden a ninguna de las propiedades conocidas de la materia, la propia materia debe de tener algunos rasgos adicionales, "rasgos subjetivos", que en última instancia, una vez organizados por la selección, dan lugar a nuestros sentimientos internos.

 La materia es consciente en cierta manera, con propiedades "internas" así como las conocidas propiedades externas que medimos los físicos.

 Se toma otra vez en serio el panpsiquismo."


Aunque Nick Lane no termina de estar de acuerdo con el panpsiquismo, me gusta la forma en la que plantea la postura de Cairns-Smith.

Eso sí, en determinados momentos cae en el error (que comparte con el mismísimo Dennett) de no distinguir el qualia de las preferencias hacia la experiencia concreta, como si el sabor dulce y el gusto por los dulce fuesen una misma cosa.

Si el gusto por lo dulce es una adaptación (imagino que estaréis de acuerdo), ¿acaso lo es también el sabor dulce en sí?
 (la experiencia cualitativa), y aunque lo fuese,
 ¿no debería estar "construido", por la selección, en base a algo natural?