jueves, 14 de noviembre de 2013

Rewind ...


Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba
 todo el interior del avión.

 Las máscaras de oxígeno se retiraban mientras que, en las bandejas,
 los almuerzos rehacían sus puzzles obedientes. 

El niño de las pataditas volvió a su berrinche con el asiento delantero.

 La película mostró la escena anterior al beso y las coronarias del infartado recobraron su resignado flujo habitual. 

Las gafas de la señora del croché brillaron, intactas,
 tras la repetición del crujido.

 Que quizá fuera también el de las manos que separaban dedos blancos; 
el del trajín de huesos al recolocarse; el del fuselaje del avión al cicatrizar;
 o el chasquido del «te quiero» que ya nadie había dicho.