jueves, 21 de noviembre de 2013

Somos asì... Siempre buscando respuestas (31810)

En casi todos los rincones y grietas de este viejo mundo -que va camino de cumplir los cinco mil millones de años-, podemos encontrar las más diferentes formas de vida: En las profundidades marinas, en las aguas hidrotermales,
 en salinas y aguas sulfurosas, en ríos contaminados de metales y con un PH imposible.

 Sin importar el clima y el medio extremo, ahí están las más diversas formas de vida presentes en fantásticas variedades de tamaños y formas, colores, sonidos y olores, con metabolismos que han asombrado a los científicos que no han podido llegar a saber cómo se pudo producir ese milagro que llamamos vida en un planeta como la Tierra del que hemos llegado a conocer las propiedades que tiene para que ello sea posible.


El campo magnético terrestre es maravilla protectora.
 Sin él la vida en el planeta tal y como la conocemos no sería posible, las partículas cargadas provenientes del sol nos abrasarían.
 Pero, ¿Cómo se crea dicho campo? Para comprenderlo hace falta conocer la estructura discontinua en de capas de nuestro planeta. El campo magnético terrestre se origina en el núcleo externo compuesto de metal fluido, principalmente hierro. El campo creado es lo suficientemente potente como repeler las partículas cargadas procedentes del Sol y permitir la existencia de la atmósfera que hae posible esa inmensa diversidad de la Vida.
¿Como empezó todo? ¿Evolucionaron los seres vivos a partir de una única molécula que contenía Carbono, o a partir de varias moléculas diferentes, formadas sobre la Tierra con independencia las unas de las otras?
 Nadie puede decir que conoce la respuesta. Sin embargo, por primera vez en la historia, se ha podido acumular la información suficiente en los diferentes campos de la Biología, la Química y la Física todas ellas acompañadas por la geología, para justificar que podamos justificar algunas especulaciones muy serias acerca del origen de la vida.
Según parece, las formas de vida más antifuas del planeta residen en un lago argentino. Se encuentra en el desierto de Puna de Salta, donde aún perduran, fosilizados y como organismos vivos. Ya existían hace 3.500 millones de años y fueron decisivos en la formación de la atmósfera terrestre. 
Cuando salió la noticia, allá por el 2.009, dijeron:
“La investigadora se zambulle ruidosamente en las aguas cristalinas de la laguna y las llamas que la observaban un promontorio, huyen en dirección a los volcanes que se alzan a lo lejos. Pareciera que los camélidos y María Eugenia Farías fuesen las únicas criaturas en el árido desierto de la Puna de Salta.”
“Los estromatolitos y otros microorganismos similares fueron los que crearon nuestra atmósfera, rica en ozono e hicieron posible la aparición de formas más complejas de vida…”




Los elementos necesarios para que surgiera la vida fueron creados en las estrellas y están presentes en las Nebulosas que se crean al final de sus vidas. 
De esas inmensas y bellas conglomeraciones de gas y polvo surgen estrellas nuevas y nuevos mundos que, situados en el adecuado lugar, podrán generar las condiciones necesarias para que las más diversas formas de vida puedan surgir como sabemos que ocurrió aquí en nuestro planeta que acoge tal variedad de formas de vida que, a pesar del tiempo transcurrido desde que conscientes las pudimos descubrir, no deja de asombrarnos cada día.
La mayoría de los bioquímicos y geólogos de hoy están convencidos de que la vida sobre nuestro planeta comenzó, hace algunos miles de millones de años, con la aparición de sus primitivos mares de una o más moléculas que contenían Carbono -el elemento milagroso- y que se formaron, por acciones diversas del clima, temperatura, radiación y otros parámetros complejos, algo parecido al ácido nucleico que combinado con algo parecido a las proteínas que dieron la opción de poder replicarse dando comienzo así, a la facinante historia de la vida. La aparición de dicha molécula ( o moléculas) no requeire -según piensan muchos científicos-, la intervención de ningún poder sobrenatural. 
Se puede explicar de manera satisfactoria y más lógica y creíble, mediante la aplicación de las leyes de la física, combinadas con las leyes matemáticasy las probabilidades.
“Los científicos ya habían detectado más de cien moléculas en el espacio, las más abundantes y simples, como el agua, hasta las complejas y grandes cadenas orgánicas, como el benceno. 
Ahora se añade a la lista una más: el ión amonio (NH4+). Un equipo de investigadores, liderado por el Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) y el Instituto de Estructura de la Materia (IEM, CSIC) del equipo Consolider-Ingenio ASTROMOL, así lo publican en The Astrophysical Journal Letters. Aunque el amoníaco (NH3) ya se había encontrado, sin embargo, ésta es la primera vez que el ión amonio se detecta en el espacio a través de su variante isotópica NH3D+.
 En ella uno de los átomos de hidrógeno se sustituye por uno de deuterio, un isótopo del hidrógeno.”
Noticias como esta vienen a confirmarnos que la materia en sus más diversas formas, los distintos elementos (también los constituyentes de la vida), están presentes en el Universo en los más diversos lugares que, pasando el tiempo, dan lugar a la posible aparición de formas de vida de insospechadas formas y de metabolismos imposibles.
DNA
“La astrobiologíaes la ciencia que estudia la vida en otros mundos, su rango de estudio es amplio y fascinante. Organismos capaces de sobrevivir a altísimas dosis de radiación, formas de vida que no utilicen el carbono como base estructural, seres vivos utilizando longitudes de onda cercanas al infrarrojo para fabricar sus propios nutrientes… 
Todo un amplio abanico de posibilidades que podamos imaginar y un más amplio cajón con miles de esos abanicos de posibilidades que ni siquiera podemos llegar a sospechar.” Nos dicen en un lugar llamado “miles de millones”  y, también nos dicen: “la materia de las estrellas cobra conciencia y opina”. 
 Si el Universo es igual en todas partes, también en todas ellas podrán ocurrir las mismas cosas 
La astrofísica se basa pues en la asunción de que las leyes de la física y la química son universales, es decir, que son las mismas en todo el universo.
 Sin embargo,  aunque hemos llegado a comprender que el Universo es igual en todas partes… Andamos un poco a ciegas, la niebla de nuestra ignorancia nos hace caminar alargando la mano para evitar darnos un mamporro. Pero a pesar de todo, seguimos adelante y, es más la fuerza que nos empuja, la curiosidad, no repara en  los posibles peligros que, no pocas veces, la  aventura del saber conlleva.
Está claro que, dentro del Universo, existen “rincones” en los que no podemos sospechar las maravillas que esconden, ni nuestra avezada imaginación, puede hacerse una idea firme de lo que allí pueda existir. Incansables seguimos la búsqueda, a cada descubrimiento nuestro corazón se acelera, nuestra curiosidad aumenta, nuestras ganas de seguir avanzando van creciendo y, no pocas veces, el físico que, apasionado está inmerso en uno de esos trabajos de búsqueda e investigación, pasa las horas sin sentir el paso del tiempo, ni come ni duerme y su mente, sólo tiene puesto los sentidos en ese final soñado en el que, al fin, aparece el tesoro perseguido que, en la mayor parte de las veces, es una nueva partícula, un parámetro hasta desconocido en los comportamientos de la materia, un nuevo principio, o, en definitiva, un nuevo descubrimiento que nos llevará un poco más lejos.
Encontrar nuevas respuestas no dará la opción de plantear nuevas preguntas.
Muchos astrónomos, biólogos, filósofos, a los que se agrega otra gente, creen que la existencia de la diversidad de la vida en el universo es un valor supremo. Es decir, en el universo entero, nada es de mayor valor, importancia o significación que las civilizaciones avanzadas y las especies inteligentes, incluyendo la nuestra, por supuesto.
 Si se preguntara “¿qué cosa o idea tiene más importancia o valor que la diversidad de la vida en el universo, incluyendo la civilización humana?” mucha gente contestaría: “Nada; el ser humano y cualquier otra vida inteligente son la cosa más importante del universo.
¿Cuán extensa y diversa es la vida inteligente que se ha desarrollado en nuestra galaxia? 
Se ha escrito una cantidad enorme de literatura científica sobre estas dos cuestiones. Estamos pensando aquí en las especies naturalmente desarrolladas que han alcanzado por lo menos nuestro nivel de inteligencia, penetración, conocimiento y cultura. 
Entre los científicos que han estudiado esta cuestión, el consenso general es que se deben haber desarrollado muchas especies inteligentes a través de nuestra galaxia, y en otros tiempos.
El revoltijo de complejidad que está presente en el Universo, nos lleva a pensar que, todo se ha fraguado a través de más de 13 mil millones de años, el tiempo necesartio de evolución de la materia en las estrellas y en el propio universo para que, la vida, pueda surgir en sistemas con las adecuadas para acogerla.
 Hasta el momento, que sepamos, es el Carbono el material que la hace posible y la alternativa química sería el silicio que forma cadenas moleculares parecidas, pero por desgracia, tienden a ser , como el cuarzo y la arena, rígidas y poco interesantes como ladrillos para la biología.
 
Irónicamente, la revolución informática está demostrando que es la física del silicio más que la química del Carbono la que constituye la mayor promesa como alternativa la vida artificial.
 Pero tales formas de vida e inteligencias no evolucionan espontáneamente como las nuestras sino que, deben ser fabricada por organismos basados en el Carbono para construir configuraciones altamente organizadas que, es probable que un día de nuestro futuro, lleguen a poder auto-replicarse y, será entonces cuando podremos decir que ha nacido una nueva especie.
Está claro que hasta el momento todo ha sido especular pero,los hallazgos de moléculas orgánicas necesarias para la vida en el espacio exterior nos pone delante de los ojos un fuerte indicio de lo que ser,
 Todos esos materiales necesarios para la vida están esparcidos por el Universo, por los mundos y, cuando alguno de ellos, como la Tierra, está situado en la zona habitable de su estrella… ¡Vida a la vista!
“Un Universo tan vasto y complejo como el que sabemos que existe a nuestro alrededor, quizá haya sido absolutamente necesario…para producir un mundo que se adaptase de precisa en todo detalle al desarrollo ordenado de la vida que culmina con el hombre.”
 Un poco provinciano el pensamiento al pensar que el hombre ser la cumbre de todo y, ciertamente, no podemos descartar la presencia de otros seres inteligentes y más avanzados que nosotros en otros mundos situados hasta en nuestra propia Galaxia.
 No digamos ya en los cien mil millones de galaxias que en el Universo son.
Hoy no podemos hacernos eco de ese sentimiento que resulta de la cortedad de pensamientos, de mirarnos el ombligo y, de no ver más allá de nuestras propias narices.
 El gran tamaño del Universo observable, con sus 1080 átomos, permite un enorme de lugares donde puedan tener lugar las variaciones estadísticas de combinaciones químicas necesarias para el surgir de la vida. ¿Cómo la nuestra? ¿Quién puede saber eso?
Por mi creo que, en lo esencial, seres vivos organizados, donde quiera que puedan existir en el universo, deben ser fundamentalmente, y en su naturaleza esencial, también iguales y, si eso fuese así, creo que, sería muy beneficioso para nosotros cuando tengamos que tener encuentros futuros con la vida surgida en otros planetas de nuestra propia galaxia o de otras…
¿quién lo puede saber?