sábado, 28 de diciembre de 2013

Aquella respuesta


Con cada nuevo paso se corresponde una nueva fragmentación. 
De modo análogo a como tuvo lugar anteriormente, en que de manera engañosa creímos construirnos, el fragmento está presente. 
Somos materia y somos materiales. 
El alcance de lo que queremos (pretendemos) ser es imaginario. 

Los fragmentos siempre nos ponen en nuestro sitio. 
Voces, pensamientos, bacterias, células, hálitos, suspiros. 
Y a su vez se multiplican y se reducen dentro y fuera de nosotros. 

Fragmentarnos es la respuesta. No se cuestiona
 (no permite plantearse si hacernos y deshacernos es la cuestión) 
Preguntemos siempre a nuestros fragmentos. 
Aquellos que nos abandonan y los que llegan. 
No hay edificación definitiva. Solo erosión.
 En la propia erosión hallaremos la respuesta.

 La que nos hará más cautos, más sinceros, 
más cercanos a asimilar nuestra precisa pero débil constitución.